Más allá de las novedades técnicas (menos de las esperadas, como de costumbre en los últimos años, como esa forzada fidelidad a la suspensión delantera pull-rod que nadie entiende) o los vértices y aristas que ha parido la mente ya libre de James Allison para el nuevo SF15-T, la presentación del último Ferrari de Fórmula 1 me dejó un detalle mágico.

Las anteriores pegatinas de FIAT han dejado paso al legendario biscione de Alfa Romeo. Lógicamente es una mera maniobra publicitaria sin un complejo trasfondo. Unos y otros viven ahora, y desde hace años, bajo el paraguas del gigantesco Grupo FCA (FIAT-Chrysler Automobiles) y, técnicamente, el cambio no implica mayor complejidad que el de quitar una calcomanía para poner otra. Nada más.

Sin embargo, esta discreta presencia de Alfa Romeo en la Fórmula 1 en pleno siglo XXI es una importante noticia para la marca. Para empezar porque estamos ante el fabricante que ganó el primer Campeonato del Mundo de F1 de la historia, en 1950, con Giuseppe Farina (también el segundo, con Fangio). Además, para aquellos que no lo sepan, estamos ante la marca con más victorias deportivas en la historia del automóvil, con un palmarés que supera los 90.000 triunfos en todo el mundo. Es más, fue la marca para la que Enzo Ferrari soñaba pilotar, donde inició su carrera y de la que se marchó para fundar su propia escudería (veto multianual mediante). Así que, en ese sentido, también es un merecido homenaje a los orígenes de Ferrari.

Sin embargo, los planes deportivos de envergadura para una leyenda como Alfa Romeo acabaron con sus últimas salidas en el Mundial de Turismos (WTCC) hace unos años. Hoy en día, salvando las participaciones privadas de los últimos románticos (nuestro querido Luis Villamil ganó sus últimos trofeos en la copa 147 italiana hace unos años) el único Alfa Romeo que esta pisando un circuito es el 4C que hace de coche de seguridad para los moteros del Mundial de Superbikes (SBK).

Repito. Ni Ferrari, ni Maserati ni, por supuesto, Lamborghini, a quienes les ha salido sarpullido durante muchos años con sólo acercarse a un circuito. El emblema italiano de la competición por excelencia es Alfa Romeo, el único y genuino ‘cuore sportivo’. Una marca forjada en las carreras y que fueron pioneros en exportar esa pasión a sus coches de calle desde sus orígenes.

El emblema italiano de la competición por excelencia es Alfa Romeo

Pero esta leyenda se ha ido apagando paulatinamente hasta quedar de forma casi latente en el imaginario local. Allí, en la península con forma de bota, si son conscientes de estos valores. Pero al otro lado de los Alpes esto ha cambiado mucho, y la leyenda se ha ido sepultando paulatinamente bajo una lluvia de letras caídas de Alemania: GTI, RS, ///M… Esos son ahora los apellidos de la deportividad, ojo, ganado a pulso por méritos propios de los teutones, en detrimento de nobles linajes como los Quadrifoglio.

Por eso, ahora tiene una importancia vital un modelo como el Alfa Romeo 4C, del que acabamos de conocer su versión descapotable en Detroit. Así como esa discreta pegatina en el lomo del Ferrari de Vettel. La marca quiere volver a pegar fuerte y lo quiere hacer fiel a sus verdaderas señas de identidad. Por eso se espera que para la próxima noche de San Juan, cuando Alfa Romeo cumpla 105 años, hayamos conocido ya una nueva berlina suprema que retome el nombre de Giulia y se aproveche (por dentro) de lo bien que se están haciendo las cosas con Maserati.

Que Alfa Romeo se vaya a pasear por los circuitos de Fórmula 1 de todo el mundo (sobre todo por los americanos donde los italianos han puesto en marcha una nueva estrategia desde la absorción de Chrysler) es una buena noticia. Es una gran noticia.

Nota: el biscione es una serpiente azur gigante que devora hombres y que el diseñador del logotipo de Alfa Romeo, Romano Cattaneo, tomó de inspiración en 1910 del escudo de armas de la familia noble Viconti, donde llevaba apareciendo cerca de 1.000 años. Aunque el origen de este emblema es confuso, la mayoría de las teorías apuestan por la representación de la victoria cristiana sobre los musulmanes en las cruzadas. Por su parte, la cruz roja sobre fondo blanco (cuando el logotipo no es monocromo) corresponde a la bandera de la ciudad de Milán.

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