El nuevo Ford Mustang avanza a buen ritmo en su primera galopada por el mercado europeo.
Ya se han gestionado más de 2.600 pedidos en firme desde que Ford anunciase que vendería su mítico Mustang por primera vez en el Viejo Continente, hace ahora un año, allá por la mítica final de Champions League, en Lisboa, entre Real Madrid y Atletico de Madrid, el año pasado.
Estamos ante un coche muy especial. Con 50 años de historia a sus espaldas, sólo el Porsche 911 o los Corvette y Camaro le hacen compañía en el altar de las leyendas eternas (donde también están los Beetle, Mini o FIAT 500, entre otros, aunque a otra escala). Pero, salvo el Camaro, ninguno de los otros tiene mucho que ver con nuestro protagonista.
En realidad, estamos ante un coche difícil de clasificar para los europeos. Es un cupé deportivo de tamaño medio y equilibrio entre lo exclusivo y lo racional, mezcla entre el capricho y lo útil. La idea no tiene nada de nueva, de hecho, la inventaron ellos mismos hace medio siglo. Lo que pasa es que aún habrá que ver en qué puesto se queda con la vara que todo lo mide a este lado del Atlántico dentro de esa categoría: el BMW M4.
Ford lo tiene todo pensado en este sentido, pero una cosa son las fichas técnicas y otra, muy distinta, comparar los estándares dinámicos entre americanos y europeos. Porque los primeros siempre han sido muy de correr en las rectas y los segundos de hacerlo rápido en las curvas. Cuestión de gustos y culturas, pero matices importantes que harán de este Mustang el menos yankee (y más europeo) haya salido de las cadenas de montaje.
La cosa es que el Mustang ha llegado a Europa y le auguro un buen futuro, porque la imagen de marca de este coche vale su peso en oro y porque esta última generación está muy bien pensada para convencer al mercado a las afueras de los ‘Estates’. De hecho, Ford lo ha envuelto con el lazo de su primer Mustang ‘Global’. En ello tiene mucho que ver ese motor Ecoboost de acceso al modelo, menos genuino que el V8 de toda la vida (que también lo hay) pero mucho más racional.
Otra cosa será el posicionamiento que el fabricante elija en cada territorio. Porque si hay un Mustang en Los Ángeles (USA) por menos de 20.000 dólares, en Europa habrá que juntar unos 40.000 euros para hacerse con uno igual.
Al menos, con todo esto, nos libraremos del drama de la importación, que hacia que los pocos que llegaban aquí lo hacían en manos de dealers que triplicaban el precio del coche por ponerle la matricula española. Era el coche que todo el mundo quería tener (por ser un Mustang), casi nadie podía comprar y aún menos se atrevían a vender. Bienvenido Mr. Mustang.
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