- Las 500 Millas de Indianápolis comenzaron a celebrarse en 1911 y desde entonces solo la I y la II Guerra Mundial han interrumpido su disputa.
- Firestone está presente desde la primera edición, siendo el fabricante de neumáticos que más victorias ha conseguido.
El Indianapolis Motor Speedway se convierte en el mes de mayo en la capital mundial del motor, y no por casualidad: a finales de este mes se celebran las 500 Millas de Indianápolis. El óvalo situado en Indiana fue construido en 1909, y en 1911 sus socios fundadores decidieron crear una gran carrera para atraer al máximo público posible: así nacieron las 500 Millas de Indianápolis.
El Circuito de Indianápolis ha sido testigo de la evolución del mundo del motor durante más de un siglo, también de los pilotos, la seguridad y las distintas mecánicas; y a lo largo de ese tiempo ha ido acuñando tradiciones vuelta a vuelta, año a año y década a década. Firestone ha ido de la mano de esta mítica prueba desde su primera edición, en 1911, demostrando una perfecta adaptación a las diferentes condiciones, mecánicas y estilos de conducción a lo largo de la historia. Además, Firestone es el fabricante de neumáticos que más victorias ha conseguido en esta carrera, ganándola en nada menos que 69 ocasiones.
1909. Se construye el Indianapolis Motor Speedway
El Circuito de Indianápolis fue construido en el año 1909 como pista de pruebas para los fabricantes de automóviles de la zona. La idea, impulsada por el empresario Carl G. Fisher junto a tres socios, James Allison, Arthur Newby y Frank Wheeler, era que coches de diferentes marcas se enfrentaran entre sí en una carrera de corta duración. Más tarde estos modelos estarían disponibles para su compra y serían fácilmente identificables por los aficionados que buscaran comprar un automóvil.
La primera carrera se celebró en agosto de 1909, en un primitivo Circuito de Indianápolis de dos millas y media de longitud (4 km) y cuatro curvas, unidas a través de cuatro rectas. Nada más y nada menos que 12.000 espectadores vieron al ingeniero austriaco Louis H. Schwitzer alzarse con la victoria a una velocidad media de 57,4 millas por hora, lo equivalente a 92,3 km/h. Más allá de lo deportivo, la carrera fue un desastre: la superficie del circuito, de roca y alquitrán, se rompió en varias zonas; hubo accidentes y fallecieron seis personas, entre ellos dos mecánicos, dos pilotos y dos espectadores. Como consecuencia de esta tragedia el circuito estuvo cerrado durante varios meses.
En respuesta a estos incidentes, la organización decidió sustituir la superficie por más de tres millones de adoquines, que garantizarían la estabilidad del circuito durante las carreras y significaría un gran paso en lo que a seguridad se refiere. La pista se fue asfaltando poco a poco a lo largo del tiempo, empezando por las curvas en 1936 y 1937, y continuando por el resto del circuito, hasta que en 1961 se asfaltó al completo, salvo la línea de meta actual, donde hay una yarda de ladrillos que ha quedado como homenaje histórico.
El inicio de las 500 Millas de Indianápolis
Después de celebrar diferentes carreras a lo largo de 1910 y ante la caída de la asistencia de espectadores a los eventos celebrados, los fundadores del circuito se reunieron para encontrar una solución a este problema. Fisher y sus socios acordaron sustituir las distintas carreras celebradas durante la temporada por un gran evento anual, de mayor duración, y con un premio económico superior para el ganador.
La fecha para la carrera debía ser el «Memorial Day», con el objetivo de conseguir una mayor asistencia de público en día festivo. El 30 de mayo de 1911 se celebró la primera edición de las 500 Millas de Indianápolis y nació una de las carreras legendarias del mundo del motor.
Ray Harroun fue el primer vencedor de la prueba en este formato, al volante del Marmon Wasp, en un tiempo de 6h 42m 8s a una velocidad media de 74,5 millas por hora (120 km/h). Como premio, se embolsó 14.200 dólares. Desde 1911 se han disputado 102 ediciones de las 500 Millas de Indianápolis: desde la primera edición, la carrera solo dejó de celebrarse en los años 1917 y 1918, y posteriormente entre 1942 y 1945, a causa de la I y II Guerra Mundial, respectivamente.
Firestone, un «seguro de vida» para los participantes en Indianápolis
Harvey Firestone, el visionario fundador del fabricante de neumáticos, vio en la competición un lugar ideal para promocionar sus productos a principios del siglo pasado. En una de las primeras carreras celebradas en el Circuito de Indianápolis, la Indianápolis 300 de 1909, Firestone fue el encargado de proveer los neumáticos al ganador de la carrera, Barney Oldfield, que llegó a afirmar: «Mi único seguro de vida son los neumáticos Firestone». El resultado no pudo ser mejor.
Dos años más tarde, en 1911, arrancaron las 500 Millas de Indianápolis y también el estrecho vínculo de la carrera con el neumático. «Para clasificar y competir en la primera Indy 500, el único requisito era que el coche pudiera correr a 75 millas por hora (120 km/h). Los coches apenas tenían adherencia y eran extremadamente pesados, por lo que había una gran carga sobre esos pequeños neumáticos», recuerda Dale Harrigle, ingeniero de Firestone Racing.
Durante las primeras ediciones de las 500 Millas de Indianápolis, los vehículos participantes montaban neumáticos de calle. En los años 20 debutó el neumático fabricado específicamente para competición y el neumático «Baloon» de Firestone, que ofrecía una mejor tracción y una mayor manejabilidad. Las velocidades fueron creciendo hasta superarse, por primera vez en 1925, las 100 mph (160 km/h). También en 1920 el ganador de las 500 Millas lo hizo, por primera vez, con un único juego de neumáticos. Un logo de Firestone que no se volvió a repetir hasta 41 ediciones más tarde… también con neumáticos de la marca, que siempre ha empleado la competición para mejorar sus neumáticos de calle. Desde 1911, Firestone ha conseguido 69 victorias en las 102 ediciones celebradas y es el neumático más exitoso de la Indy 500, así como proveedor oficial del campeonato de la Indycar.