Tras la carrera y el incidente de Rossi y Márquez en Malasia, se ha quedado en el aire una peste a sospecha exagerada. La tensión que se ha vivido en Sepang este domingo ha dado para incendiar todos los foros posibles, desde los propios garajes de Honda y Yamaha hasta las redes sociales. Y lo entiendo, en situaciones como esa, lo normal es que las cosas se saquen de quicio, independientemente de quien lleve razón.
Volviendo al desagradable tufo del que hablaba al principio, en el fragor de la batalla dialéctica he visto mucha (demasiada) insistencia en señalar, acusar y subrayar a Valentino Rossi por la acción concreta de hoy en Sepang.
Sin entrar a analizar con detalle esa dudosa maniobra (si todo fuera tan claro no habría debate, simplemente porque está todo grabado y regrabado), hoy he visto, oído y leído que Rossi no será justo vencedor de este título si la cosa cae de su lado por un tema matemático en Cheste (donde, a pesar de todo, llegará líder).
Supongamos que hubiese perdido los 16 puntos del podio y se le hubiera aplicado la misma sanción: Jorge Lorenzo aún NO sería Campeón del Mundo, pues habría llegado a Valencia con nueve puntos de ventaja y 25 en juego… cosas más raras hemos visto.
Entonces, ¿por qué cuestionar el mérito de Valentino de pelear por su décimo Mundial hasta la última carrera? Creo que no me equivoco al decir que en lo que a la lucha con el que ha sido su rival directo durante toda la temporada (Lorenzo) las formas de uno y otro han sido impecables tanto dentro como fuera de la pista. De hecho, todos esperábamos líos conociendo el antecedente de 2010 y nada de todo eso ha pasado.
Tampoco hubo problema el día que Pedrosa (que, por cierto, hoy ha dado una lección de saber estar) reapareció en su mejor versión y Rossi se dejó unos valiosos puntos en la carrera de Aragón.
Siguiendo con esto, no creo que hayamos visto a Rossi jugar sucio en sus agónicas remontadas tras sus penosas clasificaciones de los sábados y aún peores salidas.
Sin embargo, los incidentes de Rossi y Márquez en Argentina y Assen han sido campo de cultivo para hacer a Valentino, en parte, culpable de la desastrosa temporada de Marc, cuando lo cierto es que han sido Honda y el propio piloto quienes han dilapidado sus opciones antes de tiempo. Marc se cayó con Rossi en Termas y no pudo ganar en la última curva en Holanda. Punto y final. No ha habido un duelo entre Rossi y Márquez en esta temporada, no ha existido. Solo dos moviolas y nada más, hasta que pasó lo de Australia y Valentino llego cuatro días más tarde a Sepang con las hojas de tiempos.
Además, el incendio no se ha quedado ahí y las llamas han reavivado antiguas batallas (incluso de otro siglo) que no vienen a cuento con el único fin de retratar los 20 años de trayectoria del italiano como un piloto sucio. Dos décadas de fanáticos rencores que hoy pedían justicia divina a gritos porque ahora resulta que Valentino Rossi ha sido el peor demonio que ha conocido este deporte.
Sinceramente, creo que esto se nos ha ido de las manos. No tiene sentido volver a reescribir la Historia y redefinir la carrera de un piloto que ha corrido 329 Grandes Premios. No tiene sentido que Márquez, que dejó de pelear por este título hace más de un mes, vaya a ser la peor pesadilla de Valentino y la última esperanza de Lorenzo. No tiene sentido que haya una batalla en la tercera vuelta con 15 adelantamientos como si fuera la última curva del Mundial. Esto es un disparate.
Lo dicho, un calentón que acabó en abrasamamiento en el que se han perdido los nervios, los papeles, los puntos (puede que el título) y hasta el respeto.