Estaba la carrera interesante en Motorland. Sólo faltaba Rossi, que calculó mal su primer capotazo con Pedrosa, acabó en el suelo y, de ahí, al Hospital de Alcañiz con un golpe en la cabeza que le dejó sin conocimiento (a esta hora ya está en su caravana en el paddock, todo en orden). Pero la salida había sido limpia a pesar de lo apretado que pasó el grupo en la primera vuelta.
Era como si todos estuvieran corriendo con un ojo en el cielo y otro en la pista, esperando tormenta.
El taconeo de Márquez y Lorenzo (con Pedrosa de palmero) no terminaba de decantarse entre el naranja y el azul. Se les veía igual de fuertes o débiles hasta que empezaron caer las primeras gotas y ellos a jugar a ver quién tiraba (el que fuera delante marcaba el momento del cambio de moto). Lorenzo no se fiaba de sus slicks y dejó que las Honda se escapasen. Pedrosa intentó jugar a lo mismo que Márquez pero se quedó sin blanca en la primera mano. Se fue al suelo antes de cambiar de moto.
Y ahí llega el momento en el que Márquez se queda solo. Con su moto de agua preparada en el box y su equipo haciendo rápel desde el muro de Motorland para decirle que entrara. No quiso, porque sabe que va a ser campeón y porque es Márquez, el que ha ganado carreras en 125 saliendo desde el pit lane, el que ganó en Moto2 después de ser sancionado a salir último, el de las tumbadas de 68 grados y el que iba camino de hacer el primer pleno de victorias en una temporada…
Márquez (creo yo) no pensaba en el título en esos momentos, mientras rodaba en solitario e intentaba no salirse de la pista. Se iba recreando con los titulares que íbamos a poner algunos esta tarde y mañana, después de ganar una carrera en lluvia con neumáticos de seco. Detrás de esa sonrisa de jóker hay un adicto a la perplejidad, a provocarla, me refiero. A veces creo que no le gusta ganar, le gusta asombrar. Y que luego le llamemos eso de ‘Marcciano’. Por más que él lo niegue desde la frialdad fingida del campeón. Sus actos delatan que no está dispuesto a dejar de ser Marc Márquez. Cueste lo que cueste. Hoy no le ha salido bien y Lorenzo (que también tuvo que aprender a no ser siempre Jorge Lorenzo) se llevó la victoria.
Jornada de reflexión para Livio Suppo. Sus pilotos tenía el doblete en la mano antes de que se les llenase de barro. No es culpa suya. Pero al fin y al cabo es el jefe. Mala baza para ir la semana que viene a Japón a jugar en casa el próximo ‘match ball’. Aunque ganar el título allí seguro que hace que todo esto se olvide.
– Resultado de la carrera de MotoGP en el GP Aragón 2014