• Aunque los primeros coches eléctricos diseñados por Ferdinand Porsche datan de 1898 y 1900

Porsche tiene un firme compromiso con la movilidad eléctrica, que Ferdinand Porsche comenzó incluso antes de que se creara la marca. Más del 50% de los modelos nuevos entregados a partir de 2025 estarán electrificados y a finales de este mismo año se lanzará el Taycan, el primer Porsche cien por cien eléctrico. ¿El primero? En sentido estricto sí, porque el Taycan será el primer automóvil fabricado por la marca Porsche impulsado únicamente por electricidad. Eso sí, Ferdinand Porsche ya diseño hace más de un siglo dos coches eléctricos, el Egger-Lohner C.2 Phaeton (conocido como P1) y el Lohner-Porsche, que forman parte de su histórico legado.

Aquellos pioneros de finales del siglo XIX no triunfaron por su escasa autonomía. Los automovilistas de la época querían recorrer sus países con las nuevas máquinas sin caballos, pero con tan poco alcance, largos tiempos de recarga y ausencia de puntos para el suministro de energía era una misión imposible. También son los mismos retos a los que nos enfrentamos hoy y a los que Porsche ha dado solución con el nuevo Taycan y su tecnología de 800 voltios. Gracias a ella dispone de, aproximadamente, 500 kilómetros de autonomía y su batería se pueda recargar en sólo cuatro minutos para proporcionar la energía suficiente para recorrer 100 kilómetros (según mediciones en ciclo NEDC).

El primer diseño de Porsche fue un coche eléctrico

En 1898, Ferdinand Porsche presentó el “Vehículo eléctrico Egger-Lohner, modelo C.2 Phaeton” (conocido como “P1”), su primer diseño de un automóvil. El “P1” fue uno de los primeros coches registrados en Austria y salió a las calles de Viena el 26 de junio de 1898. Porsche grabó el código «P1» (Porsche número 1) en todos los componentes clave, dando así al vehículo eléctrico su nombre no oficial.

El gran volumen de ideas plasmadas en ese vehículo sigue siendo notable incluso hoy. La compacta unidad eléctrica, que pesaba solo 130 kilogramos, ofrecía una potencia de 3 caballos, que podían aumentar hasta 5 CV en modo de sobrecarga durante cortos periodos de tiempo, permitiendo que el P1 alcanzase hasta 35 km/h.

Este modelo disponía de un cambio de 12 velocidades y su autonomía máxima era de 80 kilómetros, una hazaña considerable para esa época. Otra innovación eran las carrocerías alternas, que permitían que se utilizara tanto en verano como en invierno.

La competición y su influencia en los primeros Porsche

El «P1» se mostró en septiembre de 1899 en la Exhibición Internacional de Berlín. En aquellos años la competencia para producir los mejores sistemas de propulsión era feroz y se anunció una carrera para vehículos eléctricos, con el fin de probar su rendimiento. Con una distancia de 40 km, se disputaría en Berlín el 28 de septiembre.

El “P1” inauguró otra feliz tradición de la marca al participar en esa carrera. Con tres pasajeros a bordo, Ferdinand Porsche cruzó la meta en primera posición con su «P1», 18 minutos por delante del siguiente competidor. Más de la mitad de los participantes no pudieron llegar al final por dificultades técnicas. Ferdinand Porsche también ganó la prueba de eficiencia, ya que su «P1» registró el consumo de energía más bajo.

El Lohner-Porsche del año 1900

El comúnmente denominado Lohner-Porsche es el segundo automóvil diseñado por Ferdinand Porsche. También eléctrico, se presentó el 15 de abril de 1900 en la Feria Mundial de París, que concentró a más de 75.000 expositores y cuyo lema era “Los logros del siglo”. A primera vista podría parecer un carruaje, pero presentaba una tecnología que sigue siendo revolucionaria actualmente: cada una de sus ruedas delanteras albergaba un motor eléctrico con un peso de 115 kilos y una potencia de 2,5 CV a 120 rpm. Dichas rueda, como el rotor del motor de corriente continua, giraban en el sentido del eje, es decir, en el sentido de la marcha. Este sistema permitía prescindir de pesadas transmisiones y engranajes, logrando una eficiencia del 83%, inigualable en ese momento.

Estos motores estaban alimentados por una batería de plomo de 44 celdas, con 300 amperios y 80 voltios, que ofrecía una capacidad energética de 24 Kwh y pesaba 410 kilogramos. El Lohner-Porsche tenía 50 kilómetros de autonomía y alcanzaba una velocidad máxima continua de 37 km/h, que podría llegar hasta los 50 km/h durante 20 minutos.

Una versión especial de competición del Lohner-Porsche participó en la prueba celebrada el 6 de noviembre de 1900, en Chislehurst, al sur de Londres. Ferdinand Porsche desarrolló ese modelo para E.W Hart, un noble aficionado a las carreras. Esa nueva versión contaba con dos motores eléctricos más en el eje trasero, convirtiéndose en el primer automóvil de tracción total eléctrica. Eso sí, por la energía que Hart requería para afrontar pruebas de largo recorrido, el peso del conjunto aumentó a 1.800 kilos y limitó la velocidad punta a 60 km/h.

“La innovación de la época”

Los organizadores de la exposición universal le otorgaron un premio y el Lohner Porsche fue aclamado por la prensa como la «novedad más distintiva» y la «innovación de la época». En una revista especializada se publicó: “La innovación que hace época se basa en la eliminación de todos los engranajes intermedios, como correas dentadas, cadenas, diferenciales, etcétera. En definitiva, se trata del primer automóvil de la historia que carece de una transmisión para conectar el motor con las ruedas”.

Otra revista decía que el modelo “no tenía tendencia a derrapar en curvas cerradas o piedras lisas o terreno embarrado, y era como si estuviese tirado por caballos, por lo que el arrastre apenas resultaba molesto”. “Todavía es muy joven», explicó Ludwig Lohner cuando le preguntaron en la Feria Mundial de París acerca del diseñador hasta entonces desconocido. “Pero él es un hombre con una gran carrera por delante. Vas a escuchar mucho más de él, su nombre es Ferdinand Porsche».

La Hofwagenfabrik de Viena-Floridsdorf produjo un total de unos 300 Lohner-Porsche eléctricos. El precio estaba entre las 10.000 y las 35.000 coronas austríacas en función del equipamiento, lo que comparado con el poder adquisitivo de hoy en día, equivaldría a una suma de seis digitos. El Lohner-Porsche era más caro que un coche con motor de combustión y fue comercializado de forma exclusiva para un número restringido y selecto de clientes, entre los que estaban el magnate vienés del café Julius Meinl, la compañía de coches Panhard-Levassor en París, el Príncipe Egon von Fürstenberg, el chocolatero y pionero del cine Ludwig Stollweck, el banquero Nathan Rothschild y el Príncipe Maz Egon de Thurn. La brigada de bomberos de Viena adquirió 40 vehículos basados en el sistema Lohner-Porsche y taxis con esta tecnología también funcionaron con éxito en Berlín.

La falta de autonomía provocó que Ferdinand Porsche siguiera investigando y desarrollase su propulsión “mixta“, que se estrenó en 1901 en el primer automóvil híbrido. Pero esa es otra historia…

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