En los últimos días se vuelve a hablar mucho de la falta de atractivo que tiene la actual Fórmula 1. Esto viene de largo, pero se oye más ruido porque el pasado Gran Premio de Australia, por ser el primero del año, volvió a fulminar las esperanzas que muchos habían albergado durante el invierno de un cambio en la actual hegemonía. Es decir, Mercedes se encargó de eliminar cualquier duda de las que pudiera haber dejado la pretemporada y, aunque la victoria fue para Vettel y Ferrari, en el aire quedó el aroma de que Hamilton y su nueva flecha plateada van a volver a ser tan imparables como lo han sido en los últimos años.

Y esta vez el debate no ha empezado en el bar, sino en la propia sala de prensa. Vettel encendió la mecha el sábado (aunque nunca ha estado apagada) al mencionar el ‘Modo fiesta’ de Mercedes y, a partir de ahí, se desató una cascada de comentarios y críticas en todos los foros y direcciones: jefes de equipo, pilotos, periodistas, aficionados…Teniendo en cuenta los días festivos y de reuniones familiares que tenemos por delante, es probable que la Fórmula 1 se ponga sobre la mesa en algún momento y, aún más seguro, que haya alguien en la conversación que, tras las últimas noticias, defienda con fruición una opinión crítica de la actual situación.

Aunque el debate viene de lejos y puede tomar muchos caminos diferentes, pienso que las que siguen a continuación serán las tres grandes cuestiones alrededor de las que puede girar esa típica sobremesa familiar en la que se hable de Fórmula 1 durante los próximos días o semanas.

Estas son las tres sentencias con las que un amigo, un hermano, un padre, un cuñado o un suegro, pueden desatar la acidez de cualquier aficionado a la Fórmula 1 que todavía esté dispuesto a madrugar para ver una carrera o, incluso, que se atreva a defender a Fernando Alonso. Pero tranquilo, hay respuestas tan contundentes que le pueden cerrar la boca a cualquier tertuliano avanzado y que este decida cambiar de tema antes de lo que pensaba. Toma nota.

1. La Fórmula 1 de ahora es una mierda porque siempre gana el mismo

¿Irrebatible? En absoluto, y menos porque suele venir acompañada de un “antes había mucha más igualdad”. Si remata así su sentencia, entonces tendremos ganado este primer asalto. Porque su opinión se basará más en la percepción que el paso del tiempo ha dejado, que en datos fiables. No obstante, conviene permitir que nuestro interlocutor se explaye y enumere los años (o épocas) que él recuerde de esa edad de oro en la que todo el mundo peleaba por las victorias en la F1. Cuando acabe su disertación, llega el momento del contrataque… Sin saberlo, su error está en la propia tesis inicial, porque si la Fórmula 1 es una mierda porque siempre gana el mismo, entonces la F1 siempre ha sido una mierda. Me explico.

Lo más probable es que la afirmación apunte directamente a la última era de la máxima categoría del automovilismo, la era híbrida (llamada así por la utilización de los motores V6 turbo híbridos), que entró en vigor en 2014 y que acaba de comenzar su quinta temporada. Más concretamente, se referirá a las 63 victorias que el equipo Mercedes ha conseguido en las últimas 79 carreras disputadas, con un mejor registro de 19 de 21 en 2016. Esto se traduce en cuatro títulos de pilotos y equipos consecutivos y un aplastante 79,7% de triunfos en Grandes Premios, en el que solo Ferrari y Red Bull han conseguido batir a los monoplazas alemanes, con ocho victorias para cada equipo. Es decir, en esta era, ocho de cada 10 carreras las ha ganado un coche con una estrella en el morro.

Si hablamos de pilotos, Lewis Hamilton es el gran dominador con 38 victorias (casi la mitad de las carreras disputadas, un 48%), seguido de su antiguo compañero en Mercedes, retirado desde 2016, Nico Rosberg, con 20 victorias. Si, además, sumamos los tres triunfos de Valtteri Bottas en su primera temporada en el equipo alemán (2017) nos encontramos que desde 2014 solo Vettel, con sus ocho victorias con Ferrari (sin contar la de 2018), y Ricciardo y Verstappen, con cinco y tres triunfos, respectivamente, con Red Bull, han sido capaces de subir a lo más alto del podio sin llevar un Mercedes. Así que, efectivamente, tu cuñado lleva razón en que siempre gana el mismo (o los mismos)… pero no en que la F1 sea una mierda por ello.

Hamilton ha ganado un 48% de las carreras de 2014 a 2017 y Mercedes un 79,7%. Vettel ganó un 59,6% y Red Bull un 71,9% entre 2010 y 2013

Entre 2010 y 2013, los cuatro años que nos vendrán a todos a la cabeza por los disgustos que el joven Vettel le dio a Fernando Alonso, entonces vestido de rojo, el equipo Red Bull sumó 41 triunfos en 57 Grandes Premios, un 71,9%, con un mejor registro de 13/19 conseguido en 2013. En cuanto a pilotos, Sebastian Vettel sumó 34 victorias (59,6%, incluso superior al actual Hamilton), Fernando Alonso consiguió 11, Hamilton 10, Jenson Button 8 y Marc Webber 7 (dato importante, ya que demuestra que incluso Vettel tuvo menos competencia dentro Red Bull de la que Hamilton está teniendo en Mercedes, donde incluso llegó a perder el título con Rosberg en 2016, algo que nunca pasó con Webber en Red Bull).

También ganaron en alguna ocasión en este periodo: Nico Rosberg, que sumó las tres primeras victorias de Mercedes antes de que comenzase la actual dictadura, Kimi Räikkönen, que logró dos triunfos después de volver a la F1 en 2011 y el venezolano Pastor Maldonado, que se hizo con la victoria en el GP de España de 2012. Hay que decir que esa temporada será recordada por tener hasta siete ganadores diferentes en las siete primeras carreras (Button en Australia, Alonso en Malasia, Rosberg en China, Vettel en Baréin, Maldonado en España, Webber en Mónaco y Hamilton en Canadá). Esto es SI es igualdad, pero como acabamos de explicar, se trata de un breve lapso de tiempo que apenas duró siete GP dentro de un periodo de cuatro años y que, por cierto, Vettel, con cuatro triunfos consecutivos en Italia, Japón, Corea e India, se encargó de que olvidáramos rápidamente. Aunque, no obstante, el alemán se jugó el título en Brasil contra Alonso.

Hablando de esto último, tanto en los cuatro años de Vettel, como en los cuatro de Hamilton, hubo dos en los que el título se decidió en la última carrera. En 2010 hasta cuatro pilotos llegaron con opciones matemáticas de ser campeones del Mundo (Alonso, Vettel, Webber, y Hamilton) en aquel GP de Abu Dabi en el que el ruso Petrov frenó en seco la tercera corona de Fernando (el español llegó líder a aquel último asalto). En 2012, fueron Alonso y Vettel los que se lo disputaron en Brasil.

Ya con los motores híbridos, en 2014, Hamilton y Rosberg se jugaron el título en Yas Marina gracias a la doble puntuación que se otorgó para la última carrera en aquel año y en 2016 Rosberg le devolvió la moneda a Hamilton en el mismo escenario por solo cinco puntos de ventaja.

Así que en los últimos ocho años, la estadística dice que hemos tenido, casi a partes iguales, tanto el dominio claro de un piloto-coche, como los mismos momentos de emoción en la victoria final.

En este punto no hay que temer si nuestro interlocutor quiere seguir tirando del hilo y reforzar sus argumentos con años anteriores. No hay problema. En 2009 Brawn ganó ocho de las 17 carreras (seis de Button y cinco de ellas en las siete primeras). En 2008 Ferrari ganó ocho de los 18 GP (seis de Massa, que perdió el título en la última carrera con Hamilton). En 2007, solo Ferrari (nueve) y McLaren (ocho) ganaron alguna carrera, siendo el título para Räikkönen, que sacó el mejor partido del follón entre Alonso y Hamilton. En 2006 Ferrari ganó otras nueve, Renault ocho y una solitaria de Honda, con el título para Fernando Alonso en el último GP por delante de Schumacher. En 2005, McLaren ganó 10 GP, Renault ocho y Ferrari una sola carrera, lo que le dio su primer título al asturiano a dos citas del final.

Schumacher consiguió ganar el 56% de las carreras desde el año 2000 al 2004 y Ferrari el 67% de los 85 Grandes Premios que se disputaron en ese período

Es posible que en este momento, si nuestro tertuliano se identifica con la era ‘pre-Alonso’, se remonte a años y nombres anteriores a la aparición del asturiano para intentar mantener sus argumentos y aprovechar la distancia de los años para que la estadística y la memoria no puedan volver a quitarle la razón. Tampoco hay problema. Podemos comentar que en 2004, Ferrari ganó 15 de las 18 carreras (13 de Schumacher), en 2003 ocho de 16 (seis del ‘Kaiser’), en 2002 la Scudería sumó 15 triunfos en 17 carreras (11 del alemán), en 2001 fueron nueve de 17 y, en 2000, 10 de 17 GP. En ambos años, con nueve victorias de Michael por temporada. En total, la era dorada Schumacher-Ferrari (2000-2004) se resumen en 57 victorias en 85 carreras para la Scuderia (67%), de las cuales 48 triunfos fueron del piloto alemán (56,4%). Números casi idénticos a los mismos con los que Hamilton y Vettel (supuestamente) han aburrido a las ovejas en la última década.

Si aún no te han echado de la sobremesa por empollón y pedante puedes seguir arrojando datos a discreción sobre el tapete, para que no quede ninguna duda de que sabes de lo que hablas. Williams ganó 12 de 16 carreras en 1996, Benetton 11 de 17 en 1995, Williams, de nuevo 10 de 16, tanto en 1993 como en 1992. McLaren sumó 10 de 16 en 1989 y 15 de 16 en 1988 (¡¡93,7%!!), una temporada que, por cierto, pasó a la historia por ser el primer asalto del mítico duelo entre Senna y Prost. ¿Fue aburrida aquella temporada?… ¡¡Y hasta Alfa Romeo ganó seis de las siete carreras que se disputaron en 1950 en la primera temporada de la historia de la Fórmula 1!!

En resumen, el dominio del mejor monoplaza es algo que va en el propio ADN de la Fórmula 1, y la Historia y la estadística nos dicen que este dominio no tiene por qué ser sinónimo de malas temporadas ya que muchas de ellas tuvieron un final apasionante. Por otro lado, los datos también nos dicen que las batallas entre más de dos equipos o dos pilotos son raras excepciones.

Así que después de esto es posible que toda tu familia política (y también la propia) te odien pero al menos nadie te podrá volver a decir que la F1 es una mierda porque ahora siempre gana el mismo. Pasemos al siguiente punto.

2. La Fórmula 1 es una mierda porque antes los coches eran más rápidos y bonitos

Bien, vayamos por partes. Primero hablaremos de velocidad y después de belleza. ¿Son realmente los f1 actuales más lentos? Para intentar aclarar este punto he hecho una lista con 10 circuitos que siempre han estado presentes en el calendario en las últimas 20 temporadas (hay alguna excepción, como Canadá en 2009 y Bélgica -2003 y 2006- en las que no se disputaron los GP correspondientes, pero igualmente todas ellas han sido pistas en las que han corrido los monoplazas de las diferentes etapas técnicas). 10 trazados históricos y donde los mejores pilotos y monoplazas han establecido sus récords en las últimas dos décadas. Para no marear al lector con una avalancha de cifras y letras lo he intentado sintetizar en el siguiente cuadro:

País Circuito Récord de la pole Última pole Récord de vuelta rápida en carrera Última VR en carrera
Australia Albert Park 1:21.164 (L. Hamilton – Mercedes – 2018) Idem 1:24.125 (M. Schumacher – Ferrari – 2004) 1:25.945 (D. Ricciardo – Red Bull – 2018)
Bélgica Spa-Francorchamps 1:42.553 (L. Hamilton – Mercedes – 2017) Idem 1:46.557 (S. Vettel – Ferrari – 2017) Idem
Brasil Interlagos 1:08.322 (V. Bottas – Mercedes – 2017) Idem 1:11.044 (M. Verstappen – Red Bull – 2017) Idem
Canadá Gilles Villeneuve 1:11.459 (L. Hamilton – Mercedes – 2017) Idem 1:14.384 (K. Räikkönen – McLaren – 2005) 1:14.551 (L. Hamilton – Mercedes – 2017)
España Circuit Cataluña 1:19.149 (L. Hamilton – Mercedes – 2017) Idem 1:21.670 (K. Räikkönen – Ferrari – 2008) 1:23.593 (L. Hamilton – Mercedes – 2017)
Gran Bretaña Silverstone 1:26.600 (L. Hamilton – Mercedes – 2017) Idem 1:30.621 (L. Hamilton – Mercedes – 2017) Idem
Hungría Hungaroring 1:16.276 (S. Vettel – Ferrari – 2017) Idem 1:20.047 (K. Räikkönen – Ferrari – 2008) 1:20.182 (F. Alonso – McLaren – 2017)
Italia Monza 1:20.264 (JP. Montoya – Williams – 2001) 1:21.135 (L. Hamilton – Mercedes- 2016) 1:21.046 (R. Barrichello – Ferrari – 2004) 1:23.361 (D. Ricciardo – Red Bull – 2017)
Japón Suzuka 1:27.319 (L. Hamilton – Mercedes – 2017) 1:31.540 (K. Räikkönen – McLaren – 2005) 1:33.144 (V. Bottas – Mercedes – 2017)
Mónaco Montecarlo 1:12.178 (K. Räikkönen – Ferrari – 2017) 1:14.439 (M. Schumacher – Ferrari – 2004) 1:14.820 (S. Pérez – Force India)

 

Como puedes comprobar, amigo lector, la muestra de circuitos recoge trazados de todo tipo: urbanos, mixtos, rápidos, técnicos, etcétera. También es importante decir que estos récords han sido firmados tanto por campeones del Mundo como Schumacher, Hamilton, Vettel, Alonso o Räikkönen; otros muy rápidos como Montoya o Verstappen, y otros también hábiles como Bottas o Pérez. En cuanto a los monoplazas, los hay de la era V10 (2000-2005), V8 (2006-2013) y los actuales V6 turbo híbridos (desde 2014). Así que teniendo circuitos, pilotos y coches de todo tipo, podemos decir que el cuadro resume bastante bien cómo de veloces han sido los f1 en los últimos 20 años.

Ocho de los récords de pole de estas 10 catedrales de la F1 corresponden a la pasada temporada con los actuales motores V6 turbo híbridos

Entrando ya en los números, ocho de los récords de pole de estas 10 catedrales de la Fórmula 1 corresponden a la pasada temporada. El de Australia se ha vuelto a batir este mismo año y solo falta por caer el de Monza, aún en manos del colombiano Juan Pablo Montoya, y en el que he añadido el registro de 2016 por ser el que mejor refleja la velocidad de los monoplazas más recientes, ya que la clasificación de 2017 se disputó bajo una intensa lluvia.

En el caso de las vueltas rápidas en carrera, los f1 híbridos ya han pulverizado tres marcas: Bélgica, Brasil y Silverstone; y en otros tres circuitos ya están a solo unas décimas (Canadá, Hungría y Mónaco).

Hay que matizar que en la velocidad pura de un monoplaza influyen tantos factores (tipo de neumático, carga de combustible, reglamentación en cuanto a peso, aerodinámica y prestaciones de motor, estado y temperatura del asfalto, etcétera) que resulta muy difícil incluso comparar los coches de un año para otro, cuanto, ni más, coches de diferentes décadas. Pero el crono es el crono y ahí están los datos. ¿Son más lentos los actuales f1? Es evidente que no, porque ya han batido casi todas las marcas de la pole, que es la vuelta más rápida que un coche de competición puede hacer, y todo apunta a que también acabarán batiendo los correspondientes registros en carrera.

Valtteri Bottas alcanzó los 378 km/h en la larga recta del circuito de Baku en 2016

 

Antes de cerrar el capítulo de la velocidad podemos hacer un apunte más. Hasta el año 2016, el récord absoluto de velocidad máxima alcanzado por un monoplaza de F1 en competición (sin tener en cuenta que Honda hizo un experimento fuera de circuito, en 2005, para superar los 400 km/h) estaba en manos de Juan Pablo Montoya, que llevó su McLaren V10 en 2005 hasta los 372,6 km/h en la recta de Monza. Pues bien, Valtteri Bottas alcanzó los 378 km/h en la larga recta del circuito de Baku en 2016. Así que no solo estamos hablando de que los actuales monoplazas son ya más rápidos a una vuelta (donde se necesita potencia, tracción y aerodinámica), sino también cuando hablamos de velocidad máxima en recta.

Vayamos ahora con el tema estético. Para empezar, hay que decir que un monoplaza de Fórmula 1 no se diseña para ser bonito o feo, sino para ser el vehículo de cuatro ruedas (sin carrocería) más rápido que existe, siempre dentro un reglamento que lo define hasta límites que ni siquiera imaginamos. Bonito tiene que ser el coche que tienes en el garaje. Y si le preguntas a tu vecino, puede que el tuyo le parezca el más horrible del mundo (¡¡si hasta el Fiat Multipla consiguió convencer a 329.328 compradores!!).

Así que los ojos de quien mira tienen mucho que ver en que un diseño guste o no. No obstante, si hay ciertos rasgos en los que todo el mundo coincide en que hacen a un coche más bonito, o mejor dicho, espectacular, como por ejemplo, las ruedas y ejes más anchos, una modificación que precisamente se incorporó en 2017 buscando ese mismo efecto visual.

Hay otra cosa que hace a un coche de competición bonito y es el éxito. Durante años tuve la oportunidad de trabajar junto a Pablo Gimeno, uno de los mayores expertos en las historia del automóvil de nuestro país (no lo digo yo, por el cariño que le tengo, lo dicen las decenas de libros que lleva escritos) y apasionado y estudioso de la F1 desde mucho antes de que en España hubiese televisión en color. Y Pablo siempre dice que a lo largo de la historia del automóvil casi siempre se ha dado el curioso fenómeno de que los automóviles más rápidos de cada época solían ser los más bellos (como mínimo entre sus iguales). Como si en esa armonía estética estuviera parte del secreto de su velocidad.

Otro de mis grandes amigos, compañeros y expertos en Fórmula 1 de nuestro país, Iván Vicario, director de la revista COCHES CLÁSICOS y autor de varios anuarios de F1, vivirá siempre enamorado del Williams FW14B con el que su querido Nigel Mansell arrasó en 1992, por ser uno de los mejores monoplazas de la historia de la F1 y, por otro lado, el coche con el que su gran ídolo de infancia se coronó campeón del Mundo. ¿Ese coche era más bonito que el Ferrari 312B de los años 70 al que le acaban de dedicar una película? Creo que nadie tiene la respuesta definitiva ante esta cuestión.

Cada era y cada reglamento de la Fórmula 1 ha dado como resultado unos diseños concretos siempre buscando el máximo rendimiento. Y en esta búsqueda también puede haber belleza si sabe entenderse. Quien no lo crea, que eche un vistazo al trabajo de orfebrería que se realiza actualmente en los alerones delanteros y lo compare con los ‘bigotes’ que se usaban en otras épocas. Es como decir que el orden Dórico fue mejor que el Jónico o el Corintio. Simplemente son diferentes.

¡¡Y tres!!… Fernando Alonso ya no es el que era y se retirará sin volver a ganar

Llegamos al último punto de nuestra acalorada sobremesa familiar, ya con el Gin Tonic en la mano, aunque nada impide que este último tema fuese precisamente el que abrió el debate y con el que se sirvieron los cafés hace ya un par de horas. Y lo he dejado para el final por ser el que menos de ciencia y más de fanatismo tiene. Salvo que alguno de los presentes tenga aparcado fuera el DeLorean DMC-12 de ‘Regreso al futuro’ nadie puede saber si volveremos a ver a Fernando Alonso ganar una carrera o un título.

Es cierto que los últimos años del asturiano en McLaren acaban con el optimismo de cualquiera… y que a los brotes verdes que parece traer su nuevo motor Renault aún les faltan muchos riegos para dar frutos. ¿Se retirará el español antes de volver a tener un coche para pelear por el título? Lo más probable es que ni él mismo lo sepa. Mucho menos cualquiera de nosotros.

McLaren lleva 10 años sin ganar un título (2008, Hamilton) y Alonso, 12 (el segundo fue en 2006). Por poner un ejemplo, Ferrari estuvo 21 años sin hacer a un piloto campeón (1979-2000) y durante esa sequía, tras sus volantes también se sentaron algunos de los más grandes de la historia, como Gilles Villeneuve o Alain Prost. Así que nadie tiene en su poder la varita mágica de la victoria eternamente. Pero lo que nadie puede discutir es que Fernando Alonso nunca ha dejado de luchar, incluso a pesar de haberle visto sentado en una silla tomando el sol después de una avería en la clasificación del GP de Brasil 2015.

Hasta en tres ocasiones ha peleado el título hasta la última carrera: en 2007 en McLaren y en 2010 y 2012 en Ferrari. Y, aunque de su etapa con la Scudería quedó un sabor de boca amargo en la afición, y muchos dicen que se equivocó al irse, su sustituto en el equipo italiano, Sebastian Vettel, que este año empieza su cuarta temporada en Ferrari (las mismas que disputó Alonso entre 2010 y 2013), aún no ha conseguido superar las 11 victorias que sumó el español vestido de rojo, ya que el alemán tiene nueve por ahora. Solo el año pasado logró acabar subcampeón, a 46 puntos de Hamilton y tan solo acumula una pole más de las que consiguió Alonso (cinco de Sebastian por cuatro de Fernando). Aunque tiene tiempo y nada impide que Vettel consiga mejorar los números de Alonso en Ferrari, por el momento quedan claras dos cosas: que ninguno de los dos ha contado con el mejor coche de la parrilla y que Alonso tampoco habría sido campeón de haber seguido en Ferrari.

En tres temporadas, Vettel solo ha conseguido una pole más que Alonso en Ferrari y aún tiene dos victorias menos de las que el español sumó entre 2010 y 2013

No obstante, lejos de la foto del podio y de los baños en champán, Fernando sigue ganando. De otra forma mucho menos agradecida, pero gana. Gana al primer rival con el que se le debe comparar (a él y a todos los pilotos): su compañero de equipo. Y no lo digo buscando refugio y consuelo en cualquier argumento. Es que es la mejor prueba de que el piloto español sigue saliendo a pista para dar lo mejor que lleva dentro.

Solo en dos ocasiones, desde su debut en 2001, Alonso ha terminado por detrás del piloto que llevaba el mismo coche que él: en 2007 con Hamilton, jugándose el título en la última carrera, y en 2015 con Button, en una temporada en la que el motor Honda tuvo a dos campeones del Mundo jugando a la ruleta rusa para ver a quién le tocaba abandonar por avería cada domingo. En la pasada temporada, ya con su actual compañero, Stoffel Vandoorne, Alonso solo salió en cinco ocasiones por detrás de él en parrilla y, siempre que ambos llegaron a meta, tan solo en una carrera lo hizo en una peor posición que el belga (Malasia, séptimo y un décimo, respectivamente). En este artículo de Car and Driver se puede ver de forma mucho más gráfica.

Entonces, ¿corre ahora peor que cuando ganaba? Está claro que no, simplemente, tiene un coche peor ¿Y qué pasaría si tuviera un coche ganador? Me temo que es una pregunta que tampoco podremos responder en esta ocasión, pero sirvan estos breves apuntes estadísticos y sus actuales aventuras fuera de la Fórmula 1 (como Indianápolis y, este año, Le Mans) para demostrar que Fernando sigue subiéndose en cualquier cosa con la intención de ganar. No ganar y ser un perdedor no son la misma cosa.

La última y nos vamos

Si has llegado hasta aquí leyendo lo primero es darte las gracias (porque ya llevas un buen rato aguantándome) y lo segundo desearte mucha suerte, porque será un milagro que alguien no te pegue un puñetazo después de haber acabado con las opiniones de toda la mesa.

Mi intención, desde que abrí el primer libro de estadística hasta que ponga el último punto, no ha sido la de convencer a nadie, sino la de intentar demostrar que la Fórmula 1 es un deporte sumamente complejo y en el que siempre hay que leer más allá de los titulares o los recuerdos que nos deja. Cualquier deporte de élite puede ser emocionante para aquel que lo entiende y conoce sus detalles; y un verdadero tostón para el que únicamente se queda con el resultado.

Actualmente, tenemos la Fórmula 1 más tecnológica y enrevesada de todos los tiempos y esto es tan difícil de explicar como de entender. Siempre se puede mejorar, eso está claro, como también lo está que quizá en otras épocas fue más pasional, más romántica, más cercana o, simplemente, sonaba mejor (soy el primero que sube el volumen cada vez que encuentra un vídeo de los V10 y V12)… pero nunca fue tan rápida, tan técnica, tuvo tantas carreras, ni fue tan fácil de seguir.

[RECOMENDAMOS: Calendario F1 2018]

Y, sobre todo, nunca fue tan segura. Porque si los circuitos permiten más errores y los coches ahora parecen chancletas, al menos yo, prefiero el horrible Halo y las escapatorias de asfalto a volver a perder a un Senna o a un Bianchi.

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