Llevamos siete etapas del Dakar 2016, la mitad de la carrera, y el vigente campeón, el Príncipe qatarí Nasser Al-Attiyah, tiene claro que su Mini All4 Racing de esta edición está un paso por detrás de los nuevos Peugeot 2008 DKR que con tanto mimo han perfeccionado Sainz y Peterhansel (principalmente) durante todo el año. También se especula con otras teorías como la diferencia de neumáticos que Michelin ha suministrado a unos y otros.
En el fondo es algo que cumple con los ciclos lógicos de una carrera como el Dakar. MINI desembarcó en la prueba con su ‘minimonstruo’ en 2011, poco después de lanzar a la calle su atrevido Countryman, insólita versión 4×4 del mito, con el objetivo de pegar un buen bocado al jugoso segmento de los SUV más ‘urbanitas’.
La arena del Dakar siempre ha sido un gran filón para darle ‘callo’ a la imagen de un nuevo modelo de todoterreno. Sin ir más lejos, Volkswagen lo estuvo haciendo con el Touareg hasta ese mismo año, tras tres triunfos consecutivos, entre ellos, los de Carlos Sainz (2010) y el propio Nasser Al-Attiyah en 2011.
MINI llegó con todo y, apoyádonse en la potente y experta estructura de X-Raid, montó una ‘superarmada’ que ha dominado la carrera sin compasión en cuatro ediciones, incluida la victoria de nuestro Nani Roma en 2014. La dictadura de Mini en el Dakar… quién se lo iba a decir a Sir Alec Issigonis cuando diseñó el original en una servilleta en los años 50.
Mientras, tras el adiós de VW, Nasser lo intentó con sus propios buggys, proyecto para el que también contó con Carlos Sainz, aún a costa de haberle robado su mano derecha, el eficaz Lucas Cruz, como copiloto.
– Dakar 2016: recorrido y pilotos
Aquello no salió bien, entre otras cosas, porque por aquel entonces el reglamento favorecía claramente a los 4×4 (como el MINI) y aquellos prototipos de tracción trasera, volaban en las dunas pero sufrían en las ratoneras que serpentean entre Los Andes como si metes un autobús urbano por un centro comercial.
Así que, en 2015, Nasser decidió dejar de gastarse sus abundantes petrodólares en experimentos para apostar sobre seguro y, con el respaldo de Red Bull (cosa que tensó mucho la relación con Monster, fiel patrocinador de X-Raid), compró un MINI y aprovechó que el proyecto de Peugeot aún estaba en pañales para ganar su segundo Dakar (2015).
Sin embargo, este año Peugeot (que también ha entrado con todo en la carrera) ha conseguido hacer un coche mejor que, si no empieza a sufrir con la fiabilidad en la próxima semana, va a ser muy difícil que deje escapar esta victoria.
– Toda la información sobre el Dakar
Así de claro lo tenía al tercer día de carrera el propio Al-Attiyah: «No es fácil. He intentado atacar una y otra vez pero es imposible seguir a los Peugeot. Además, había que andarse con mucho cuidado pues es una etapa maratón, así que no se puede tocar nada en el coche salvo los neumáticos y limpiarlo, claro. Hay que evitar los errores a toda costa… He intentado seguirle el ritmo a Seb, pero me ha resultado imposible. Su coche es rapidísimo”.
Y lo mismo dijo después de la cuarta victoria de los coches franceses en cinco etapas: “Es increíble. Nunca había atacado tanto como ayer y hoy. Hemos rodado a más del 100 por ciento pero, de todas formas, no tenemos ninguna opción frente a los Peugeot. Es imposible ganarles salvo que pinchen. Hay que felicitar a la marca y a su equipo por un trabajo fantástico”.
Dicho esto, al vigente campeón (lo mismo que a Nani Roma) solo le queda la opción de seguir acechando en una buena posición en la general, apretando con la confianza en la fiabilidad de su mecánica, sin cometer errores y forzando el ritmo de Loeb, Sainz y Peterhansel (que además también se azuzan entre ellos) esperando que hombres o máquinas caigan en alguna de las muchas trampas que aún acechan en este Dakar. Pero en el combate cuerpo a cuerpo, parece que ya tiene asumido que no tiene opciones.