¿Cuántos vídeos has visto ya sobre la polémica Rossi-Márquez? ¿Cuántos artículos has leído? ¿Cuántos tuits y comentarios has escrito? Si, justamente todos esos, los mismos que yo. 

Y, sin embargo, lejos de que este embrollo se aclare, parece que todos estamos cada vez más confundidos… y también peleados. No sé tú, pero yo he tenido que parar. Me cansa que las discusiones se alarguen repitiendo una y otra vez lo mismo. Y cuando he tirado el periódico, apagando la radio y cerrado la última página web, cuando todo se ha quedado en silencio, me he dado cuenta de que el único que no se ha vuelto loco, desde el pasado jueves, ha sido Dani Pedrosa. Fue el único que dijo lo que pensaba, sabiendo perfectamente de lo que hablaba y no ofendió ni defendió a nadie. Dani no ve correr a Rossi y a Márquez desde el sofá de casa, la grada o la sala de prensa, ni tan siquiera desde el box. Lleva ahí toda la vida, a dos palmos de donde saltan las chispas a 300 por hora. Así que no podremos dudar que sabrá algo más de todo esto que cualquiera de nosotros. Otra cosa es que se quiera mojar. Y en Sepang se mojó, y dijo lo que pensaba, pero sin salpicar a nadie. 

Fue el único que dijo lo que pensaba  y no ofendió ni defendió a nadie

Nada que ver con ese Lorenzo pidiendo la orca para Rossi por la sencilla razón de que veía que, después de todo lo luchado, se iba a tener que jugar el Mundial en Valencia sin depender de sí mismo. Por supuesto, nada que ver con ese Rossi desquiciado por lo caro que le iba a costar que se acabase de cumplir su profecía sobre el rol de Márquez en la parte final del campeonato. Ni tampoco tuvo nada que ver con ese Márquez resabiado, pero con ojos de no haber roto nunca nunca un plato. ¡Ojo! Que también los hubo mucho peores, como los macarras que revoloteaban enrabietados por el paddock soltando fuego por la boca.

Dani se mantuvo aislado de todo eso y deambuló en mitad del estado general de locura como el que pasea en soledad por la playa, mientras el bravo mar se estremece a su lado. 

Todas sus palabras fueron acertadas. Tampoco se juega un título, pero no le debe nada a ninguno de los tres que estaban en el lío. Fue el único que supo mantener la calma durante todo el fin de semana. Se mantuvo al margen del gallinero que se montó el jueves, hizo una de las poles más espectaculares del año el sábado (batió por 0,7 segundos el anterior récord de Márquez) y firmó una carrera perfecta el domingo, liderando todas las vueltas. Con la conciencia tranquila del trabajo bien hecho, Dani fue el único que habló, actuó y pilotó con acierto y con cabeza. Incluso en caliente. 

  
Desde la primera posición de carrera no pudo ver lo que pasaba con Rossi y Márquez en la curva 14, y por eso fue prudente en su primer encuentro con los micros en el parque cerrado, con el corazón todavía a 200, cuando se acababa de quitar el casco y bebía agua como si acabase de cruzar el desierto. No se pronunció, aunque ya le habían comentado lo ocurrido: «No lo he visto».

Habló en el podio con Valentino Rossi sobre lo ocurrido 

Subió al podio a recibir los honores de campeón, donde se le vio hablando con bastante calma con Valentino. Ni gestos de complicidad, ni miradas de reproche. Solo palabras, y eso que el italiano estaba que se subía por las paredes en esos instantes. Dani escuchó.

Apestando al champán de la victoria, bajó para atender a las televisiones en el llamado ‘backdrop’. «Si, he hablado con Valentino en el podio y tiene su versión, como Márquez tendrá la suya. Pero todavía no he podido ver lo que ha pasado». Exquisita prudencia, sin prisa para meterse en el charco.

  
Mientras esperaba la llamada para acudir a la rueda de prensa oficial, junto al jefe de prensa de HRC, los compañeros de Movistar+ le proyectaron en uno de sus monitores las imágenes del incidente. No había audio. Dani observó con atención y, cuando vió el toque, apartó la vista del monitor haciendo un gesto de negación con la mano. Estaba seguro de lo que había visto y ni le gusta ni lo aprobaba. 

Sus explicaciones llegaron, al fin, presidiendo la sala de prensa, con Lorenzo (segundo) a su derecha y la silla de Rossi (tercero) vacía a la izquierda. 

Dani contestó a todas las preguntas. No le hizo falta medir las palabras, porque estaba calmado y sabía lo que quería decir. La ausencia de uno de los protagonistas del día (Rossi), le llevó a responder a muchas más cosas de las que debería, hasta el punto de pasar por alto que no se hablase de su victoria, la 51 en el Mundial. Entendió que para el mundo entero era mucho más relevante lo de Rossi y Márquez
Y Dani dijo que aquello no estaba bien, que Valentino no había sido limpio y que eso no se debía hacer. Pero sin ensañarse con el italiano, ni hacer una defensa numantina de su compañero, Márquez. Habló de respeto por los que ya son campeones y también de la posición de privilegiado voyeur que tiene en esta pelea a tres bandas. No le hizo falta señalar al malo de aquella película. Cada uno se retrata con sus actos.

  
Pero Dani fue un paso más allá, y en esto sí que insistió, y puso sobre la mesa la falta de definición y precisión del reglamento para evitar llegar a estas situaciones. Pedrosa sabe que ese es el problema porque lleva toda la vida corriendo contra pilotos más agresivos que él y porque cuando lo ha pedido, por ser víctima, no le escucharon. Un buen ejemplo lo vimos en Aragón 2013, cuando Márquez, pasado de vueltas, le arrancó el cable del control de tracción y, al acelerar en la salida de la curva, su Honda le lanzó por los aires. Aquel día, Dani Pedrosa dijo muy serio (y con un importante golpe en el culo) que no se podía seguir consintiendo que Márquez pilotase por encima del límite (estas fueron sus declaraciones). Marc fue sancionado con punto y a Honda le quitaron 25 por haber puesto un cable en un mal sitio. 

Sin embargo, la ola de opinión que generó aquel incidente exculpó a Márquez, como refleja este exhaustivo trabajo de consulta que hicieron los compañeros de Motocuatro entre periodistas especializados (encuesta sobre la sanción a Márquez). Pero Dani, dando de nuevo en el clavo, tampoco se entretuvo en sacar mierda que lleva años metida debajo de la alfombra.

mientas no haya una Ley contundente contra determinadas acciones, todos están expuestos a ellas. 

Pero si que le daba la fuerza moral y argumentos suficientes para volver a decir el domingo que mientas no haya una Ley contundente contra determinadas acciones, todos están expuestos a ellas. 
Hazme caso si te digo que esto fue lo más cabal que se dijo en todo el fin de semana, y lo dijo un tío que sabia lo que decía. Si todos nos hubiéramos quedado con esta versión, quizá ahora no habría tanta gente enfadada. Palabra de Dani Pedrosa.
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