Ha dado igual que el futuro inmediato de Fernando Alonso este firmado y confirmado. También ha dado igual que la F1 ande estos días en servicios mínimos de cara al espectador, aunque en las fábricas estén doblando turnos.

La tregua apenas ha durado 20 días. Tres semanas en las que había poco más que hacer que guardar las camisetas de Ferrari, hacer las paces con Ron Dennis y empezar a tener fe en las promesas de Honda. Porque aunque los rumores eran antiguos y sonaban fuerte desde hace tiempo, hasta que no hemos visto ‘la foto’ de Alonso y Dennis dándose palmaditas donde antes había cuchillos, no había nada que masticar. Ahora eran días para asimilar el cambio y empezar a vender el humo de una nueva etapa. Pero el corte de digestión ha venido sin avisar…

No ha querido esperar más Toto Wolff para tirar un buen pedazo de jugosa y sangrienta carnaza a foso de los leones periodísticos, en el que la gula informativa no entiende de vacaciones y siempre hay alguien de guardia y con hambre. El jefe de Mercedes lo ha hecho en Italia (en Gazetta dello Sport), donde han tardado seis horas en saltarse su primer propósito de 2015: dejar de hablar de Fernando Alonso para empezar a darle más portadas a Vettel, que para eso ahora es el de casa, y será al que le caigan todas las flores y todos los palos de la grada tifosi.

Así que aquí estamos, de resaca aún de Nochevieja y pocas horas después haber despedido este intenso 2014, hablando (otra vez) de Fernando Alonso a Mercedes. ¿De verdad hacía falta hacerlo el 1 de enero? Por favor, aún resta un mes para que se arranquen los motores de la pretemporada y si hay ganas de algo es de ver ya quien habrá hecho mejor los deberes durante frío y opaco invierno, del estreno ‘en serio’ de Honda, del nuevo Ferrari, de Carlos Sainz… Pero no, empezamos el 2015 con el asturiano como plato principal de la comida familiar de Año Nuevo, mientras suena el concierto del día 1 y el único deporte que emite la tele son los saltos de esquí.

Las palabras de Toto no tienen nada de informativo y sí mucho de trapicheo. Podía haberlo dicho de mil formas sin necesidad de nombrar a un tercero. Pero ha buscado el titular con alevosía, con la intención de que diese la vuelta al mundo antes de que se despertasen los que vieron amanecer vestidos de noche, Hamilton entre ellos, seguramente. Wolff sabe que se ha quedado en el aire el tufillo de lo que muchos querían y casi todos sabían que no iba a pasar, empezando por él mismo: Alonso en Mercedes.

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Y lo ha hecho porque desde septiembre Hamilton regatea con sus jefes la nómina que quiere ganar en su próximo contrato, el cual debía haberse firmado antes de la Navidad y, sin embargo, aún sigue en la bandeja de tareas pendientes, según se dice, por los 35 millones de euros por temporada que el británico cree que valen sus manos de bicampeón. Algo que en Stuttgart parecen no estar dispuestos a pagar, y menos ahora que tienen a los sindicatos alemanes preparando las hogueras para descongelar los salarios de los empleados de las fábricas. A Hamilton se le pide que haga de Moisés, lidere el éxodo de la austeridad y se conforme con lo que le ofrezcan. Para dar ejemplo. Porque, ayude o no, lo que sí tienen claro es que lo contrario sentará bastante mal en los talleres donde trabaja la gente que trae los Mercedes de calle al mundo.

Pero no va a ser tan fácil porque a Lewis le importa un bledo que cuelguen su foto con un discreto marco con el rótulo de ‘Empleado del mes’ en la escalera de las oficinas. Básicamente porque encima habrá un póster suyo de cuatro metros cuadrados con alguno de los espectaculares ‘lienzos’ que Miquel Liso haya tomado del mejor año del británico en la Fórmula 1. Él es una estrella y actúa como tal, incluso llevado al extremo en muchas ocasiones. Así que la negociación, como dijo Toto para cerrar su incendiario y nada espontáneo discurso de Año Nuevo, irá para largo durante todo 2015.

Y Fernando Alonso, una vez más, estará sobre el tapete. Algo que, por otro lado, también le interesa al de Oviedo, por si el remake de Woking 2007 acaba peor que la primera entrega. Todo lo que se alargue el desacuerdo entre Hamilton y Mercedes mantiene la puerta abierta para el español sin necesidad de tocar el timbre. Una buena forma de tener un plan B, sin apartar la vista de su nuevo compromiso con Honda.

Pero vamos, que estar hablando de todo esto sin haber visto ningún coche, sin que se haya presentado ningún equipo, sin haber escuchado ningún motor y, sobre todo, sin habernos comido aún el Roscón de Reyes, es algo un poco extraño. Antes esto eran titulares de agosto. Debe ser otro de los efectos del imparable cambio climático, que ahora las Silly Season de la Fórmula 1 empiezan antes que las Season.

 

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Fotos: Mercedes AMG F1

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