El inglés Lewis Hamilton (Mercedes) aprovechó su segunda ‘bola de Mundial’ y se proclamó, por cuarta vez, campeón del mundo de Fórmula Uno, al acabar noveno el Gran Premio de México, que ganó el holandés Max Verstappen (Red Bull) y en el que el alemán Sebastian Vettel (Ferrari) fue cuarto.

Hamilton, de 32 años, se proclamó campeón, paradójicamente, con su peor resultado de la temporada, porque le bastaba ser quinto; o acabar noveno, siempre y cuando el alemán -al que no le valía un tercer puesto en ningún caso- no ganase una carrera en la que ambos se tocaron en la primera vuelta, pararon a reparar los desperfectos de sus monoplazas; y descendieron hasta los puestos traseros del pelotón, desde donde afrontaron el resto de la prueba.

Vettel – de 30- remontó hasta el cuarto, acabó por detrás de los fineses Valtteri Bottas (Mercedes) -segundo este domingo- y Kimi Raikkonen, su compañero en Ferrari; y el inglés festejó de forma anticipada, en el Autódromo Hermanos Rodríguez de Ciudad de México, su cuarto título mundial, después de los que logró en 2008, con McLaren; y en 2014 y 2015, con su actual escudería.

A falta de dos carreras para la conclusión del campeonato, el Gran Premio de Brasil y el de Abu Dabi, Lewis lidera el Mundial con 333 puntos, 56 más que ‘Seb’. Diferencia insalvable que le vale para igualar los cuatro títulos del alemán -que encabezó el cuatrienio glorioso (2010-13) de Red Bull- y del francés Alain Prost, ganador en 1985, 86 y 89, con McLaren; y en 1993, con Williams.

Ya sólo le quedan por delante el argentino Juan Manuel Fangio, con cinco títulos, y el plusmarquista histórico, el alemán Michael Schumacher (siete), convaleciente aún del grave accidente de esquí que sufrió a finales de 2013 en Meribel, en los Alpes franceses.

El ‘Chueco’ capturó su primera corona en 1951, con Alfa Romeo, y la segunda en 1954, con Maserati y Mercedes; antes de encadenarla a las siguientes hasta 1957: con Mercedes, Ferrari y Maserati; mientras que el ‘Kaiser’ ganó sus dos primeros títulos con la Benetton de Flavio Briatore (94-95) y cinco seguidos con Ferrari (2000-04). Antes de que el español Fernando Alonso, ‘descubierto’ también para la F1 por el excéntrico jefe de equipo italiano, pusiera fin a su reinado en 2005, cuando el asturiano festejó el primero de sus dos títulos seguidos, con Renault.

La salida fue muy alocada y Hamilton, que arrancó tercero, se tocó en la primera vuelta con Vettel, que el sábado había firmado su quincuagésima ‘pole’ en la categoría reina -lejos de las 72 con las que comanda la lista histórica el inglés-. Algo que aprovechó Verstappen, segundo en parrilla, para tomar un liderato de carrera que ya no soltó hasta el final, para anotarse su tercera victoria en F1, la segunda de la temporada, después de la de Malasia.

En una prueba en la que Alonso concluyó décimo, tras vender carísima su posición ante Vettel, primero; y Hamilton, después; y en la que su compatriota Carlos Sainz abandonó, en su segunda aparición con Renault, en una prueba que se le complicó asimismo en el primer giro, en el que pinchó.

Tanto Hamilton como Vettel acabaron en el fondo del grupo, al tener que entrar en boxes, el inglés a causa de un pinchazo y el alemán para cambiar el alerón delantero de su monoplaza. Lo que aprovecharon ambos para quitar neumáticos ultrablandos y colocar los blandos.

En el duodécimo giro, Verstappen lideraba por delante de Bottas, del francés Esteban Ocon (Force India) -que acabó quinto-, el alemán Nico Hülkenberg -compañero de Sainz en Renault, que tampoco acabó- y el mexicano Sergio Pérez, colega del galo, que rodaba quinto y acabaría la prueba séptimo, ante su afición. Con los dos pilotos de McLaren, el belga Stoffel Vandoorne -duodécimo al final- y Alonso, décimo y undécimo; Vettel, decimosexto; y Hamilton, decimonoveno.

Sólo diez giros más adelante, Verstappen dobló a Hamilton, en una carrera en la que fueron doblados todos, menos los cuatro primeros.

En la 33 paró el holandés -que el año pasado se convirtió en el más joven ganador de la historia, al vencer en Montmeló (Barcelona) el Gran Premio de España-, que cambió a superblandos.

Bastante más tarde, pero en idéntica vuelta, lo hicieron Vettel, a ultrablandos, y el flamante campeón mundial, a superblandos, que en esos momentos eran octavo y undécimo, respectivamente.

El alemán, al que le había costado pasar unas vueltas antes a Alonso, superó al canadiense Lance Stroll (Williams) -sexto en Ciudad de México- y era quinto en la 55. Tres más adelante, a falta de trece, rebasó a Ocon. Pero Kimi, que lo hubiera dejado pasar, estaba demasiado lejos. Y Bottas, segundo, aún más distanciado todavía.

Al final, los dos fineses acabaron subiendo al podio junto a Verstappen; y a Vettel tampoco le hubiese bastado el segundo, porque después de ardua batalla, Hamilton logró pasar a Alonso para acabar la prueba en noveno lugar y hacerse con su cuarta corona.

Haciendo bueno el lema de «Still I Rise» («Todavía me levanto» ó «En cualquiera de los casos, regreso», en inglés) que tiene tatuado en su cuello y que ocasionalmente lleva en su casco: Hamilton se fue de vacaciones, después del Gran Premio de Hungría a catorce puntos de Vettel, pero ganó cinco de las seis carreras siguientes y entró con 66 puntos de ventaja en México. Donde este domingo remató la faena

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