Esta claro que el Salón de Detroit ha dejado un buen sabor de boca en el personal y parte de la culpa de este efecto la tuvo la presentación del esperado Honda NSX (Acura, para los amigos americanos).

Llevábamos ya un par de años rascando con la uña el camuflaje de las fotos espía para ver que había debajo. Porque el nuevo NSX se ha hecho esperar. La explicación la tenemos en que es un coche completamente nuevo que rompe con el modelo que conocimos hasta 2005, el que había evolucionado desde comienzos de los 90, cuando Ayrton Senna era el encargado de hacer los anuncios con sus inolvidables calcetines blancos conduciendo a fuego en Suzuka.

Al nuevo Honda NSX sólo le queda el nombre de aquel pasado y se trata de un automóvil que mira claramente al futuro. Llega con V6 emparentando con el que empujará el nuevo McLaren de Fernando Alonso dentro de unos días (quien ya ha declarado a los cuatro vientos sociales su nuevo romance con el NSX). Supongo que sea así, o al menos, si las diferencias técnicas son abismales (que es lo más probable) imagino que la maquinaria publicitaria de la marca se agarrará a lo que pueda, aunque sea la simple arquitectura V6 que comparten.

Junto a este nuevo motor habrá otros tres eléctricos, dos para el eje delantero y un tercero junto a la caja de cambios, por detrás de los pasajeros.

En total anuncian 550 CV, una cifra respetable con la que la marca busca recuperar la añeja etiqueta del ‘Ferrari japonés‘ con un coche a la altura de la tecnología que se lleva en este movido siglo XXI.

Así que el nuevo Honda NSX aterriza en entre los deportivos de ‘talla media’ y motor central donde reinan los Ferrari 458 Italia, Audi R8, Lamborghini Huracán o Porsche 911 Turbo, entre otros. Y en ese segmento, por ahora, hay poco híbrido, baza con la que los japoneses quieren marcar escuela.

Desde luego en su propio mercado si se han desmarcado ya que los deportivos de Nissan son culturistas de gasolina y las victorias de los Toyota híbridos en resistencia aún no tienen réplica en productos de calle de corte deportivo.

Se me ocurre que su rival natural será el rumoreado BMW i8 S, versión con 500 CV con la que los alemanes le podrían dar una vuelta de tuerca a su modelo estrella. Pero eso, como digo, por ahora no es más que un rumor.

A esperas de los primeros kilómetros de pruebas, impresiones, mediciones, etc; el nuevo Honda NSX ha cumplido con las expectativas. Aunque tampoco han faltado las críticas de los más puristas apuntando que ese coche mancilla, en parte, el nombre de uno de los mejores deportivos de la historia con tanta tecnología y tan pocas sensaciones. Bajo mi punto de vista, un juicio precipitado que aún habrá que contrastar sobre el asfalto.

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