En la primera mitad de la década de los 60, del ya “lejano” siglo XX, Albert R. Broccoli convirtió en estrella cinematográfica al protagonista de las novelas de aventuras de Ian Fleming.

En plena Guerra Fría, las misiones de un agente del Servicio Secreto Británico habían saltado a la gran pantalla tras el estreno de “007 contra el Dr. No” (1962). En aquella primera entrega, James Bond aparecía al volante de un sencillo Sunbeam Alpine MkV de 1961.

Para la segunda, “Desde Rusia con amor” (1963), Bond conducía un aristocrático Bentley 4.5 Sport Tourer anterior a la Segunda Guerra Mundial. Este coche aportaba bastante glamour, cierta deportividad y mucho estilo “nacional” como bien correspondía a un británico de pura raza como Bond.

Sin embargo, para la tercera película, “Goldfinger” (1964), 007 necesitaba una nueva montura más acorde a los tiempos que corrían. Más contemporánea. Si bien, en la novela escrita en 1959 con el mismo nombre el automóvil de Bond en esta historia era un Aston Martin DB3. Cuando se negoció con el fabricante la aparición de uno de sus coches en el largometraje, la casa de Gaydon exigió dar el protagonismo a su último modelo para acompañar al agente en su misión. Se trataba del DB5, sucesor natural del DB4.

Una misión muy especial

Pero había algo muy importante a tener en cuenta. Y era que Fleming había implementado en la novela unos determinados gadgets con los que armar el coche para que 007 fuese casi invencible. Dicho y hecho. El director de efectos especiales, John Stears, convirtió en “realidad” esta serie de extras que el mítico “Q” debía explicar a Bond, creando dos unidades completamente equipadas para el rodaje.

Junto a ellas, otros de estricta serie e incluso el mismo prototipo sobre el que Aston Martin ejecutó la producción en masa del DB5, formarían parte del reparto junto al elegante Sean Connery. Si embargo, en Goldfinger no se desplegó todo el lote de armamento planeado, y hubo que esperar a la siguiente película, Operación trueno (1965), para que el DB5 mostrase al mundo absolutamente toda su tecnología.

El paso del tiempo ha demostrado que el éxito de ambas cintas fue espectacular gracias, entre otras cosas, al protagonismo del coche. Aquel DB5 preparado por el ingenioso ‘Q’ convirtió a James Bond en uno de los personajes más relevantes de la historia del cine y a su Aston Martin en el automóvil más famoso del mundo.

El propio Stears, fue premiado con el Oscar a los efectos especiales, un galardón que volvió a recibir más adelante por trabajos como el que hizo para George Lucas en La Guerra de las Galaxias (1977).

Su primer propietario lo compró directamente a la fábrica en 1969 por 12.000 dólares y lo ha guardado durante más de 40 años

Casi 5 millones de dólares y menos de 50.000 kilómetros

En 1969, uno de los empresarios de comunicaciones más importantes de los Estados Unidos, Jerry Lee (locutor radiofónico y propietario de la cadena WBEB-FM) visitó la fábrica de Aston Martin y compró una de las dos unidades del DB5 007 que estaban completas por 12.000 dólares.

El coche ya era una pieza de museo y recorrió numerosas muestras y exposiciones, colaborando con la propia marca, hasta que Lee lo guardó con celo a partir del año 1977 en una “estantería” en su propia casa de Filadelfia.

Según parece, la otra unidad fue robada y se cree que destruida hacia 1997. Por lo que el coche que Lee llevaba guardando en su garaje más de 40 años era el único superviviente auténtico de aquel rodaje de 1964.

En 2010, Lee, a través de la importante casa de subastas RM Auctions, decidió que era el momento de que el DB5 con matrícula original británica FMP 713 debía cambiar de manos. En octubre, otro poderoso hombre de negocios norteamericano, Harry Yeaggy, se hacía con él para su colección privada en Ohio, sin lugar a dudas, uno de los coches más famosos de la historia del cine, por 4.608.500 dólares.

Cuando fue vendido, el DB5 se conservaba en un estado de originalidad absoluto. Su cuentakilómetros apenas marcaba 30.000 millas (menos de 50.000 km) y tan solo hizo falta una sencilla puesta a punto por parte de RM Auto Restoration para ponerlo a la venta: revisión de mantenimiento del motor, nuevo embrague, restauración del sistema de frenos y salida del tubo de escape.

Sólo se fabricaron dos unidades con todos los extras de la película. Y una de ellas fue robada y ” destruida en 1997

Un deportivo de 300 CV

El Aston Martín DB5 fue presentado al público en 1963 y la unidad que se llevó al cine, el chasis DB5/1486/R contaba con una de las primeras versiones del motor V12 Vantage (potenciado) aunque con los carburadores triples SU, en lugar de los Weber originales con los que se elevaba la potencia hasta los 314 CV (ésta fue una serie limitada a 65 unidades).

Éste en concreto, cuenta con 282 CV, los cuales le permiten alcanzar los 233 km/h de velocidad punta y cubrir el 0-100 km/h en 7,1 segundos. Mediciones oficiales para los modelos estrictamente de serie, ya que en este caso el sobrepeso del “armamento” las reducía levemente debido a la instalación de un aparatoso sistema hidráulico que hacía funcionar todo.

Hablando del arsenal, éste comprendía ametralladoras Browning escondidas tras las luces de posición delanteras, los parachoques extensibles, las cuchillas integradas en las tuercas de las ruedas, el escudo antibalas retráctil, las placas de matrícula intercambiables, el dispositivo de rastreo (visionario Fleming en este aspecto adelantándose a los actuales navegadores), el techo corredizo complementado con el asiento eyectable o los lanzadores de aceite, clavos y humo, entre otros. Si bien, la mayoría de estos dispositivos simulaban su funcionamiento, el efecto en pantalla fue tan logrado que impactó al público y lo convirtió en un mito cinematográfico.

Bond, el infiel

Pero la promiscuidad del personaje no solo fue con las mujeres a las que cautivó en sus aventuras. El matrimonio entre Bond, Connery y Aston Martin no duró tanto como unos “Diamantes para la eternidad” (1971) ya que el actor dejó paso a otros protagonistas como Roger Moore y su DB5 fue sustituido por Lotus, entre otros tantos. Sin embargo, las imágenes del agente secreto al volante de su DB5 quedaron como una de las señas de identidad del personaje para toda su historia. Y, con el paso de los años, sus caminos volverían a cruzarse, como veremos más adelante.

Los otros coches de James Bond

Tras más de 50 años y casi 25 películas, hemos visto a 007 tras el volante de muchos coches. En algunas ocasiones eran los más caros y deportivos, en otras, más modestos. Pero para la mayoría de las marcas siempre ha sido un privilegio compartir algún minuto de gloria junto al agente secreto. Una colección que acabó reunida en la exposición «Bond in motion». Los que vienen a continuación han sido algunos de los más famosos y destacados:

  • 1964 Goldfinger: Aston Martin DB5
  • 1977 La espía que me amó: Lotus Esprit
  • 1983 Octopussy: Alfa Romeo GTV6 Quadrifoglio
  • 1987 Alta tensión: Aston Martin V8 Vantage Series III
  • 1995 GoldenEye: BMW Z3 y Aston Martin DB5
  • 1997 Mañana nunca muere: BMW 750Li
  • 1999 El mundo nunca es suficiente: BMW Z8
  • 2002 Muere otro día: Aston Martin Vanquish V12
  • 2006 Casino Royale: Aston Martin DBS
  • 2008 Quantum Of Solace: Aston Martin DBS
  • 2012 Skyfall: Aston Martin DB5
  • 2015 Spectre: Aston Martin DB10

Y volvieron a estar juntos

Tuvieron que pasar 30 años (1995) para volver a ver a Bond junto al DB5. BMW había aprovechado el rodaje de GoldenEye para presentar al mundo su nuevo BMW Z3 y, a pesar del gran protagonismo del descapotable alemán, al DB5 se le dio un breve cameo a modo de homenaje. Un coche que, precisamente, este verano fue vendido en subasta por 2,2 millones de euros. Y, a pesar de la trepidante carrera que disputó con todo un Ferrari F355, poco tenía que ver con el DB5 original, más allá de un estado perfecto de conservación y una nevera para el champán.

En 1997 volvió a tener un momento junto a 007 en «El mañana nunca muere«, lo mismo que en «Casino Royale» 2006) en la que Daniel Craig retoma el personaje desde su inicio y nos introduce el origen de su Aston Martin más clásico, ganado en una tensa partida de póquer.

Aunque el gran reencuentro llegó en 2012 con «Skyfall«, una película en la que 007 y ‘M’ se ven obligados a realizar un tortuoso viaje al pasado qué mejor máquina del tiempo que el DB5 armado hasta los dientes. Tampoco faltó, aunque con un papel mucho más discreto, en la última cinta estrenada por el momento «Spectre» (2015).

Y al tercer milenio, resucitó…

Quién iba a decir que medio siglo después de su lanzamiento, el DB5 volvería a ser fabricado como un vehículo nuevo. Esta locura parte de la colaboración entre la propia marca y EON Productions, la compañía que produce las películas de James Bond que han decidido fabricar una serie limitada de 25 unidades del «DB5 Goldfinger». Según han anunciado, contará como algunos de sus gadgets originales como las placas de matrícula giratorias, cuyo desarrollo correrá a cargo de otro genio de los efectos especiales (también ganador del Óscar) y actualmente supervisor de esta área en las películas de 007: Chris Corbould. Las 25 unidades de esta edición Goldfinger (más otras tres que serán para la marca, la productora y una subasta con fines benéficos) se producirán con la pintura de abedul plateado, al igual que el original.

Un verdadero sueño hecho realidad para cualquier amante de la saga y del modelo. Aunque nadie ha dicho que algo así vaya a ser barato: cada unidad costará 3,1 millones de euros (más impuestos) y las primeras entregas a clientes comenzarán en 2020.

Ficha técnica Aston Martin DB5 007

  • Motor: 12 cilindros en V delantero
  • Cilindrada: 3.995 cc.
  • Potencia: 282 CV a 5.500 rpm
  • Par motor: 390 Nm a 3.850 rpm
  • Vel. Máxima: 233 km/h
  • Aceleración 0-100 km/h: 7,1 segundos
  • Precio de serie (1963): 4.248 libras
  • Nº Bastidor: DB5/1486/R
  • Nº Motor: 400/1469/V
  • Matrícula original (GB): FMP 7B

Equipamiento de serie: Carrocería de aleación de magnesio con patente superleggera, llantas de radios cromadas, radiador de aceite, dos depósitos de combustible, tapicería de cuero completa, extintor de incendios, asientos reclinables, alfombrillas de lana y elevalunas eléctricos.

Equipamiento especial: Ametralladoras Browning escondidas tras las luces de posición delanteras, Parachoques extensibles , cuchillas integradas en las tuercas de las ruedas, escudo antibalas retráctil, placas de matrícula intercambiables: BMT 216A (GB), 4711-EA-62 (Fr) LU 6789 (Sz), dispositivo de rastreo, techo corredizo, asiento eyectable, lanzadores de aceite, clavos y humo, teléfono y diferentes compartimentos internos para armas de mano

Mucho más que un coche

Junto al coche, el lote de la subasta que se puso a la venta en 2010 comprendía una tela Dormieul Vanquish II tejida con hilo de oro macizo de la sastrería británica Gieves & Hawkes. Esta es la misma que vistió a Connery en las seis películas que protagonizó como 007 y con la que se confeccionó un traje a medida, valorado en más de 35.000 euros, para el nuevo propietario del coche. Además también incluía un paquete vacacional por un coste de 46.000 euros, compuesto de siete noches para diez personas en la reapertura del GoldenEye Resort en Jamaica, hotel en el que Fleming escribió las 14 novelas de Bond y donde aun se guarda el escritorio original donde trabajaba.

También en animación

Por otro lado, el DB5 regresó al cine también en 2011, pero esta vez fue en la película de animación “CARS2” (2011), encarnando, como no podía ser de otra forma, la piel de un agente secreto británico armado “hasta los dientes”: Finn McMissile.

Un juguete de 1.800 euros

En 2011 salió a la venta una maqueta del coche a escala 1:8 absolutamente realista, con detalles como el escudo antibalas, luces o las ametralladoras retráctiles. Una pieza de colección mucho más fácil de tener en nuestro garaje que DB5 a tamaño real, aunque por los casi 1.800 euros que vale (gastos de envío incluidos) más de uno tendrá que pedir permiso en casa: www.007db5.com

Nota del autor: Este reportaje ha sido elaborado a partir del artículo que escribí para el primer número de mi revista digital MOTORSPOT MAG (nº1 Diciembre de 2011) y del especial que dediqué a Los coches de James Bond en motor.es en octubre de 2012.

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