A sus 57 años, el piloto español afronta la recta final de un plan de entrenamiento específico que ha durado cuatro meses.
Es difícil enumerar la cantidad de retos diferentes que Carlos Sainz ha afrontado a lo largo de una carrera repartida en cuatro décadas distintas, pero sí resulta más sencillo resumir cómo se ha preparado para ellos: a conciencia.
Con esa fórmula, que le ha permitido alcanzar cotas nunca conquistadas por un piloto español, como sus dos títulos del mundo de rallies y otros tantos del Dakar, ha estado trabajando a destajo para la que será su decimotercera participación en el rally más duro del mundo.
“A los que nos gusta el deporte nunca dejamos de entrenar, pero es a partir de septiembre cuando comienzo a apretar, a tener un programa más específico y metódico que, dependiendo del día, alterna el trabajo con pesas, el aeróbico y las series, todo ello para mejorar tanto fuerza como resistencia, ya que son muchas horas al volante”, explica.
En 2020 quizás aún más, ya que Arabia Saudí espera con etapas más largas y unas condiciones diferentes a los años de rally en Sudamérica: “Para este Dakar esperamos pasar muchas horas en el coche, con dos etapas cuyas especiales serán de más 500 kilómetros y cinco con más de 400km, sin altura, pero con calor. Así que, en función de todo eso, hemos definido el tipo de entrenamiento. No se busca ganar volumen muscular, ya que no tiene mucho sentido, sino resistencia y fortaleza para lo que nos espera”, indica.
Esas largas jornadas en el coche son preparadas con un trabajo específico en aquellas partes del cuerpo que más pueden sufrir el desgaste de la competición, como son el cuello, los hombros y las zonas abdominal y lumbar. “Al ir tanto tiempo sentado y con los golpes que recibes dentro del coche en saltos y dunas sueles sufrir en la parte lumbar y también en el cuello. Además, tengo algunos problemas en ambas zonas, así que razón de más para fortalecer esos músculos”.
El abdomen y la zona lumbar se refuerzan a base de planchas, fondos y otros ejercicios útiles a tal fin (ejercicios isométricos). El cuello, por su parte, sigue una técnica bien conocida por todos los pilotos: el trabajo con cintas elásticas y pesos alrededor de la cabeza. En esos estiramientos, Carlos llega a sostener el equivalente a 50kgs en tensión isométrica.
Si la fuerza es el antídoto contra el desgaste bruto al que somete a sus pasajeros un coche del Dakar, la resistencia lo es contra la tendencia natural a reducir la velocidad cuando el cansancio aumenta. “Se trata de mantener el ritmo, la velocidad, durante toda la etapa, así que físicamente hay que estar a la altura. Las tiradas en bici de más de 2 horas me ayudan a eso”, señala. También contribuyen a preparar la cadera para los brutales golpes que sufrirá dentro del coche como consecuencia de los saltos y baches.
La ‘trampa’ del Dakar.
Ejemplo de que es una prueba particular de increíble dureza, Sainz explica uno de los factores que hacen único al Dakar: “En este rally pilotas tan solo con la información de las pocas notas que recibes del copiloto y de lo que ves. Tienes que tomar decisiones con lo poco que tu cerebro puede juzgar y eso a veces te engaña y te lleva a cometer errores; a ser demasiado optimista porque piensas que el terreno es de una manera y acaba siendo de otra. Todo eso produce mucho estrés, mucha tensión y hace que la adrenalina se dispare, lo que afecta físicamente”.
La prolífica carrera deportiva de Sainz le ha permitido, también, ser testigo directo de cómo ha evolucionado la preparación física en los deportes de motor. “Cuando Luis (Moya) y yo llegamos al mundial de rallies no había ni de lejos este tipo de preparación. Pero en el momento en el que alguien sube el listón, todos los demás están obligados a hacerlo”, comenta.
Para este nuevo desafío, Sainz se pone el mismo objetivo que ha tenido a lo largo de su carrera deportiva; la victoria. “El 17 de enero estaría contento si logro la victoria, claro, pero a veces no es necesario ganar para estar contento. Si he disfrutado, si lo he dado todo y si estoy tranquilo conmigo mismo, también lo estaré”.
Camino de su decimotercer Dakar, Sainz tampoco pierde la perspectiva de todo lo logrado hasta el momento: “Me siento orgullo de seguir compitiendo y de haber sido el piloto más veterano en ganar esta prueba. Mucho más no va a durar, pero creo que me he ganado el derecho a estar aquí y a disfrutar hasta que diga basta”.