Dos días, unas ocho horas dentro del coche y cerca de 700 kilómetros, en eso ha consistido la primera toma de contacto de Fernando Alonso con un verdadero coche del Dakar.

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Es evidente que se lo ha pasado bien, no hay más que ver su cara al quitarse el casco. Pero a estas alturas todo tenemos claro que esto ha sido algo más que un capricho para darse un homenaje y dar cuatro saltos por el campo.

Primero la Triple Corona

El Fernando Alonso 2.0 busca retos imposibles. Por ahora está embarcado en conseguir la llamada «Tiple Corona»: un título simbólico (pues no existe el trofeo como tal) para quien consigue la victoria en las que están consideradas las tres carreras más prestigiosas del mundo: el Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1, las 24 horas de Le Mans y las 500 Millas de Indianápolis. Algo que muy pocos hombres han intentado y que solo uno ha conseguido en toda la historia: Graham Hill, entre los años 60 y 70 del pasado siglo.

La década de «ayuno» que Alonso ha vivido en la Fórmula 1 ha desatado ahora a un depredador famélico, un campeón hambriento de victorias

El mérito de la gesta reside, por un lado, en haber ganado en el circuito urbano, en la carrera de resistencia y en el circuito oval con mayor caché del automovilismo, y, en segundo lugar, en haber demostrado la habilidad de ser el mejor pilotando en esos escenarios tan dispares con coches igualmente distintos.

Por ahora, Fernando ya tiene dos (Mónaco 2006 y 2007) y Le Mans en 2018, por lo que le queda una: las 500 Millas, que intentará por segunda vez (ya la corrió en 2017) el próximo mes de mayo. Así que está cerca de conseguir su objetivo. Esto no significa que vaya a ser fácil, porque la carrera americana ya le demostró en su brillante debut que no tiene compasión con los novatos, ni con los apellidos ilustres.

Explorando el más allá

Pase lo que pase en los próximos dos meses, lo que está claro es que la década de «ayuno» que Alonso ha vivido en la Fórmula 1 (su último título fue en 2006 y su última victoria en un Gran Premio fue en 2013), ha desatado ahora a un depredador famélico, un campeón hambriento de victorias dispuesto a embarcarse en la aventuras más osadas con tal de calmar su apetito. Coronado ya en Daytona y Sebring (otras dos míticas citas históricas en Estados Unidos), hay decenas de pruebas que podrían tener algún interés para el español, ya sea por su dificultad, carácter histórico o exotismo: Nascar, Nürburgring, Bathurst, Pikes Peak, etcétera…

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Y dentro de ese catálogo de posibles y apetecibles destinos no puede pasar desapercibido que haya una prueba con el sobrenombre de «la carrera más dura del mundo». Sin embargo, para correr el Dakar, Alonso no solo tiene que cambiar de coche… tiene que cambiar de deporte.

El Dakar es cosa de dos

Fernando se ha forjado en los circuitos como uno de los mejores pilotos de todos los tiempos, leyenda, como acabo de comentar, que aún sigue alimentando. Pero el salto del que estamos hablando implica algo mucho más complejo que un simple paso del asfalto a la tierra… Empezando por que deja de ser un deporte «individual» para convertirse en un deporte por parejas.

Dando por hecho que al asturiano le sobra talento para asimilar los detalles más técnicos que implica la conducción offroad, desde la forma de coger el volante, hasta la maña para pasar una duna, demos por sentado en que será una cuestión de tiempo y kilómetros que vaya adquiriendo la experiencia necesaria para desarrollar toda su pericia conduciendo. Una capacidad de apredizaje soberbia, algo que corrobora todo aquel que le ve subirse a un coche por primera vez. Así que, de algún modo, nadie duda que esa parte la tendrá controlada tarde o temprano.

Pero el Dakar es una carrera tan compleja que incluso los mayores campeones de rallyes, como Carlos Sainz e incluso el mismísimo Sebastien Loeb, han tenido que aprender sus secretos de los verdaderos «lobos del desierto». Así que no será un proceso fácil, ni rápido y, aun así, tampoco será suficiente…

Si finalmente lo corre, Fernando no será el primer piloto de Fórmula 1 que se atreva con el Dakar (Jacky Ickx o Jean-Louis Schelesser incluso lo ganaron), y otros de su misma generación también se han probado en otras disciplinas como los rallyes, es el caso de Kimi Räikkönen o Robert Kubica. Y, para la mayoría de ellos, uno de los principales retos consiste en tener que conducir tan rápido como lo han hecho siempre, pero atendiendo a las instrucciones de su copiloto. Porque los rallys y raids son cosa de dos…

El hombre que va en el asiento de la derecha es tan importante como el que lleva el volante entre las manos. Con sus diferencias en ambas disciplinas (más descriptivo en los rallyes y más intuitivo en los raids), no cabe duda de que el copiloto es una de las piezas a la hora de salir a un tramo cronometrado y Fernando necesitará un primer espada a su lado.

A pesar de que quedan más de ocho meses para el próximo Dakar y que, como ya hemos dicho, Alonso tiene que resolver antes compromisos muy importantes, la elección de su pareja de baile para esta aventura es algo que tendrá que hacer de forma muy minuciosa.

Carlos Sainz junto a Lucas Cruz en el Dakar 2018, edición en la que consiguieron su segundo triunfo juntos dentro del equipo Peugeot Sport.

Por suerte, en España tenemos algunos de los mejores especialistas del mundo, como es el caso de Lucas Cruz, hombre de confianza de su gran amigo Sainz y con el que el propio Carlos ha ganado los dos dakares de su palmarés.

Nani Roma y Álex Haro, una de las parejas más sólidas del Dakar.

Álex Haro, compañero de Nani Roma, también está entre la élite de «navegantes», así como Diego Vallejo, que ha demostrado en las últimas ediciones tener un nivel altísimo junto a Óscar Fuertes. Pero todos ellos ya están ‘pillados’ y salvo que alguno de estos pilotos no tome la salida el próximo mes de enero, lo normal es que mantengan sus equipos. Porque, y esta es otra clave, la relación de confianza entre ambos es un pilar fundamental en el resultado. Recordemos que estos hombres pasan juntos más de dos semanas, a unas 10 o 12 horas diarias y 1.000 kilómetros, compitiendo y, a la vez, jugándose la vida, juntos. Así que es muy difícil que un equipo funcione sin que haya unos vínculos de confianza entre piloto y copiloto muy fuertes.

Óscar Fuertes y Diego Vallejo llevan dos ediciones completando la carrera con éxito.

Por ejemplo, Sebastien Loeb no tuvo dudas a la hora contar con su inseparable Daniel Elena (21 temporadas juntos y la pareja más laureada de la historia de los rallyes, con 9 títulos mundiales consecutivos), incluso a pesar de que juntos formaban un dúo de completos novatos en el Dakar que, como era de esperar, han pagado sus correspondientes novatadas. Son un ejemplo perfecto de cómo un el talento y la amistad de dos genios no es suficiente ante el salto al vacío que supone correr un Dakar.

Sebastien Loeb y Daniel Elena son la pareja más lauerada de la historia de los rallyes.

Si descartamos a los anteriores por, como digo, su actual ‘estado civil’, es un error buscar opciones remotas y descabelladas. Por mucho que nuestro copiloto bicampeón del Mundo de rallys, Luis Moya, esté libre, no solo está retirado de la competición, sino que no tiene ninguna experiencia en el Dakar. Puestos a hacer conjeturas, otro camino erróneo sería apostar por una pareja mediática, como podría ser el presentador y aventurero, Jesús Calleja, con quien el asturiano mantiene una buena relación personal y que ya tiene varias ediciones de experiencia en la carrera, incluso con el mismo coche, un Toyota Hilux. Además, Calleja es un buen amigo de Nasser Al-Attiyah, ganador de la carrera con Volkswagen (2011), Mini (2015) y Toyota (2019), y, probablemente, futuro compañero de Alonso en la marca japonesa. Pero el hecho de que el presentador haya corrido siempre como piloto le apea con total seguridad de este exhaustivo proceso de selección. Entre otras cosas, porque sobre los copilotos del Dakar también recae una importantísima responsabilidad en cuanto al mantenimiento e intervención rápida sobre la mecánica de los coches.

Dejando a un lado estas alternativas más circenses, puede haber otros interesantes candidatos con menos nombre y palmarés pero con una sólida preparación.

Lo que está claro es que el piloto español necesita a un copiloto profesional de raids a su lado

En el último Dakar sorprendió a muchos la labor de Dani Oliveras. Un joven piloto que, tras varios años en moto y con el noveno puesto general como mejor resultado, en 2019 ha participado copilotando a su amigo y compañero en el Himoinsa Racing Team, Gerard Farrés, en un buggy de la categoría Side by Side. Teniendo en cuenta que era su primer Dakar sobre cuatro ruedas, que la pareja española acabaran en segunda posición es el mejor aval de la destreza que ambos han demostrado. De hecho, a Oliveras se le ha presentado en los últimos días la oportunidad de acompañar a uno de los hombres más fuertes de la carrera, Cyril Despres, cinco veces ganador en motos y aún aspirante a conseguir su primer triunfo en coches.

Entonces, ¿quién es el candidato perfecto?

Como se puede comprobar, elegir a un buen copiloto es una de las decisiones más determinantes ante la posibilidad de que Fernando Alonso debute en el Dakar y debe ser tomada con absoluta objetividad, algo en lo que también tendrá mucho que decir el propio equipo con el que se aventure en la carrera. Pero lo que está claro es que el piloto español necesitará a un copiloto profesional de raids a su lado, alguien que reúna, obligatoriamente, los siguientes requisitos:

  • Experiencia en la carrera
  • Conocimiento del terreno (aunque aún no se ha confirmado el país donde se disputará el Dakar 2020 y si seguirá en Sudamérica)
  • Amplio conocimiento mecánico del coche
Fernando Alonso escucha las explicaciones de Giniel de Villiers durante la prueba del Toyota Hilux del Dakar realizada en Sudáfrica.

A esto habría que sumar una buena sintonía personal con el asturiano y que tampoco exista conflicto por disponibilidad, tanto para correr la carrera (algo relativamente fácil, ya que en las fechas del Dakar el resto de competiciones están paralizadas) como, sobre todo, para prepararla. Y esto último, teniendo en cuenta el calendario del español, podría llegar a ser un handicap a la hora de contar con uno de los top mundiales de los raids para entrenar en los meses previos y disputar otras carreras como preparación. Por descontado que, aunque no lo haya comentado, no es requisito que sea español y que la lista de candidatos internacionales también contiene nombres muy interesantes y disponibles como el de Michel Périn, con quien Nani Roma consiguió su victoria en coches en 2014 y que ya corrió con Toyota en 2018 junto a Bernhard ten Brinke.

Ya veremos por dónde avanzan los planes de Fernando Alonso durante los próximos meses, pero lo que está claro es que, si quiere enfrentar al Dakar, necesitará buscarse un compañero a la altura del reto por primera vez en su carrera.

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