Llevo un tiempo impactado por la manera en la que se está alargando la muerte del actor Paul Walker (mis compañeros de autobild.es tienen toda la información). Si no me he perdido nada -es posible que haya novedades-, el último rumor es que el actor sigue vivo, escondido y camuflado en algún rincón del mundo. Quizá le hayan admitido en el vecindario de Elvis, Marylin y Michael Jackson, que también sabemos todos que siguen vivos.

No obstante, hasta llegar a la resurrección, la muerte de Paul Walker ha dado multitud de giros. Unos hacia la verdad y otros fruto de la fantasía más popular, sensacionalista, si se prefiere.

Cito sólo algunas: la imprudencia de conducir a 160 km/h (aunque la viuda de Roger Rodas, el conductor, mantiene en su denuncia a Porsche que iban a 88 km/h), la contratación del hermano de Walker para terminar las secuencias finales del rodaje de Fast&Furious, la venta por internet del coche del accidente, etcétera…

Pero lo de que Paul Walker siga vivo es, sin duda, el gran bombazo y me ha hecho pensar si no estaremos ante el nacimiento de un nuevo miembro del ‘paseo de la mitología’ de Hollywood. Y, sin mucho investigar, me encuentro con que podríamos estar ante el James Dean del siglo XXI.

Alguno se habrá sentido hasta ofendido con la comparación, pero no hay tantas diferencias entre ellos. Hay un rubio que va de guapo detrás de ambos. Cada uno a su manera. No hablo de belleza ‘neta’ (eso es cosa de gustos) sino del rol que compartían. Los dos fueron ‘el rubio guapo’ de sus respectivos repartos. Igual de válidos para los directores que confiaron en ellos.

En cuanto al talento para la interpretación, creo que también hay un empate técnico, tanto por exceso como por defecto: Dean sobreactuaba y Walker ‘infraactuaba’. Segunda ofensa. Pero os invito a pensar si Dean no habría dado el perfil para encarnar al agente Brian O’Conner en ‘A todo gas‘… Es evidente que lo clavaría. Así que no son tan distintos.

Más allá de mi valoración personal, ninguno de ellos fue considerado el mejor de su momento. Y, al menos en el caso del primero (ya veremos que pasa con el segundo) la muerte fue la llave que le abrió las puertas que el talento no conseguía forzar.

Hay más cosas: su pasión confesa por los coches y la conducción deportiva. Ambos sufrieron su último accidente en un Porsche -descapotable-. Dean con un 550 Spyder (en el que, por cierto, se cuenta que faltó poco para que fuera Sara Montiel de acompañante), y Walker en un Carrera GT (que no conducía). Algo que, debe quedar claro, nada tiene que ver con la propia marca, ni con sus coches.

Por otro lado, Dean interpretó 31 papeles (entre el cine y la TV) por los 41 de Walker, y aunque Paul falleció (habrá que decir ‘supuestamente’) con 40 años y Dean con 24, los dos quedaron inmortalizados con cara de niño.

Por último, los dos siniestros dieron mucho que hablar, porque también se polemizó en su día sobre si lo de Dean fue un accidente o un suicido. No me quiero imaginar lo que habría pasado si hubiese existido Twitter en 1955.

Creo que sólo es una cuestión de perspectiva histórica que acaben siendo ‘parecidos’. Tercera ofensa. «No compares el caché», me dirán algunos. Bueno, habría que viajar en el tiempo para ver cómo de macarra era Dean en la California de los cincuenta (seguramente mucho).

Quizá Walker nunca llegue a presumir de ese áurea de pionero del ‘coolismo’ y su imagen no se utilice para anuncios molones. Tampoco sé si nos ha dejado algún eslogan referente al Carpe Diem. Pero, en su momento, Paul estuvo en el centro de aquella explosión del tuning en los albores del siglo XXI, de la que ahora ya sólo vemos pocos restos. A su manera, también fue el abanderado de una moda.

De hecho, la saga por la que será recordado le ha sobrevivido, y el estreno de la séptima entrega será su obra póstuma. Quién sabe, quizá para los que teníamos 18 años cuando Walker apareció en el cine trucando sus GT-R y Supra, dentro de cuatro décadas, también lo recordemos como un mito de cuando los coches quemaban gasolina, un policía ‘Rebelde sin causa’ que se pasó al lado oscuro, un ‘Gigante’ de la mecánica que vivió ‘Al Este del edén’ en las carreras ilegales callejeras. Quién sabe…

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