Ayer publicábamos en Motorspot la noticia de la puesta de largo del nuevo Subaru WRX STI en el próximo Salón de Ginebra.
Una berlina de tres volúmenes y un enfoque muy deportivo con un motor 2.5 turbo de 305 CV que ahora quiere ser más confortable y lujosa. No queda otra.Y demasiado que en la marca hayan decidido apostar de nuevo por su infatigable motor bóxer y descartar alguna de las posibles alternativas etiquetadas de verde.
Subaru se puso en el mapa con los Impreza de color azul y llantas doradas del Mundial de Rallys de los 90 y, a su lado, creció y maduró su gran archienemigo, el Mitsubishi Lancer Evolution, ‘el Evo’, a secas, para los amigos. Juntos escribieron las últimas páginas del siglo XX para el WRC.
Tengo que dar las gracias a la FIA por obligar a los equipos a fabricar esas 2.500 unidades para calle de los coches de carreras, porque de esa norma nacieron dos modelos inolvidables para cualquier apasionado.
El Evo y el Impreza se dejaban ver poco (al menos por España) pero a lo grande gracias a sus enormes alerones ochenteros. Eran de esos coches que se deseaban a los 18 años, se descartaban a los 25 y sólo se podrían comprar (si la vida te sonreía) a los 40.
Tengo que decir que siempre fui más fan del ‘Mitsu’, en concreto del arcaico V, que incluso se añadió el apellido Carisma para estar dentro de la gama de nuestro mercado. Como mucho me quedo el VI, en su edición especial Makinen. El resto me gustaron más por inercia que por sus verdaderos encantos y no tuve la oportunidad de conducir uno hasta el bello y descafeinado X.
Al Subaru le pasó algo parecido. Las actualizaciones no le sentaron demasiado bien y fue perdiendo gancho hasta acabar perdiendo el culo, convertido en un compacto radical, pero que había roto la tradición. Tanto fue así, que la marca acabó sacando la versión sedán ante el clamor popular.
Lógicamente, la retirada de ambas marcas del WRC y los nuevos reglamentos del campeonato han tenido mucho que ver en la extinción de estos modelos que ahora no tienen razón de ser. Sin embargo, el futuro no pinta igual para los dos.
Subaru ha vuelto a sus origines y tiene a punto de salir del horno un digno heredero para el Impreza. Lo reconozco, me gusta mucho el nuevo WRX STI y, conociendo el buen hacer de la marca, estoy seguro de que será un producto soberbio.
Muy distintas van las cosas para su antiguo compañero de batallas. Mientras Mitsubishi aclara el futuro de su gama, el Evo se ha extinguido relegado a ciertas ‘reservas naturales’ como los campeonatos nacionales o regionales de rallys de asfalto y tierra, donde los últimos VII, IX y X siguen siendo muy competitivos en determinadas categorías. Pero de versión civil, nada. Hubo rumores desde Japón que decían que el Evo volvería en un formato revolucionario a todos los niveles: técnico, estético, etc… Pero, hoy en día, seguimos si tener noticia del proyecto.
No sé hasta qué punto me haría ilusión que lo rescataran del olvido con uno de estos motores híbridos tan de moda. Y es que el concepto bajo el que nacieron el Evo y el Impreza ya no tiene ningún sentido, si no hay carreras como excusa. Les toca reinventarse, pensar más en los pasajeros, que en el piloto, y en los árboles, más que en el asfalto al que rodean.
Esperemos que sepan hacerlo sin dejar de ser ellos mismos.