Este domingo 26 de octubre nos hemos levantado en España con el horario de invierno, la mitad de los canales de la TV en paradero desconocido y dos nuevos campeones del Mundo en dos categorías tan distintas como Moto2 (Esteve Rabat) y WTCC (José María López).
Sin embargo, ‘Tito’ y ‘Pechito’ tienen algo muy importante en común: ninguno de ellos era el favorito. Es cierto que al español le faltó un pelo en 2013 para levantarle la corona a Pol Espargaró pero este año estrenaba equipo, moto y compañero. Así que ha tenido que volver a demostrar, desde la primera carrera, que sin tener un apellido ilustre su nombre si debía estar en las apuestas. Tito ahora es el campeón del tesón, pero no el favorito.
Nos vamos ahora Suzuka, donde el argentino José María ‘Pechito’ López se acaba de convertir en el primer campeón del mundo argentino, en un deporte de motor, desde Fangio. ‘SuperLopez’ estaba sin equipo en invierno, tuvo un par de reuniones con la jefatura de Citroën Racing y decidieron hacerle una prueba. Les convenció y se convirtió en el complemento perfecto para la pareja galáctica: Muller-Loeb. Pechito sería un buen zapador para ir abriendo camino a la dupla francesa dentro de la Guerra Mundial de turismos. Pero la sublevación de López pilló sin preparar a sus jefes y, sobre todo, a sus compañeros, incapaces de hacer frente a la velocidad y regularidad del argentino.
En definitiva, dos títulos mundiales merecidísimos y de los que, al menos yo, me alegro mucho. Son dos genios, dos currantes y dos hombres que nunca han perdido la fé en su talento, a pesar de que nunca se pensó en ellos como potenciales campeones del mundo, a pesar de ser tratados, en algunas ocasiones, como los hijos bastardos.